LA COSTOSA ELECCIÓN DE CECILIA Cecilia todavía estaba de duelo por la muerte de su esposo cuando Habib Kabunda comenzó a visitar su pequeño pueblo en Uganda. Aunque él era musulmán y ella cristiana, Habib había sido amigo del marido de Cecilia. Entonces, cuando él le propuso matrimonio, la tribu de Cecilia votó para que ella se casara con él y Cecilia aceptó. Sus hijos necesitaban un padre y ella no tenía medios para mantener a su familia. Después de su matrimonio, que requirió que Cecilia se convirtiera al islam, Habib se mudó a la casa de paredes de barro de Cecilia, donde tuvieron hijos juntos y eventualmente se convirtieron en una familia de nueve. Habib trabajaba, Cecilia se ocupaba de la casa y la vida parecía volver a la normalidad. Sin embargo, con el paso de los años, Cecilia se sintió cada vez más incómoda con la fe islámica que había adoptado. Se sentía vacía y deprimida, y las palabras de los clérigos de la mezquita no significaban nada para ella. Al reconocer que el problema era espiritual, supo que tenía que tomar una decisión. «Me di cuenta de que tenía que parar allí mismo y volver a Cristo»,
Leer másEscuchan la Palabra de Dios por medio de audio-Biblias en Nigeria Sentado entre casi sesenta exmusulmanes en una habitación conectada con una casa de seguridad de VOM, Isaac esperaba ansiosamente escuchar que llamaran su nombre. Antes de llegar a la casa de seguridad a principios de 2017, sus hermanos habían atado sus manos a sus tobillos, lo habían azotado con alambres hasta que su espalda sangró y lo golpearon hasta que uno de sus ojos se hinchó tanto que no lo podía abrir. Ese fue su castigo por expresar su deseo de crecer en su nueva fe cristiana. Después de que su hermana lo encontró y desató sus manos y sus tobillos, Isaac se las arregló para llegar a la casa de seguridad de VOM con un anhelo mayor de conocer a Jesucristo. Pero el crecimiento espiritual fue lento para Isaac porque no tenía acceso a una Biblia en fulfulde, el idioma fulani que hablaba. Todo cambio el día que Isaac escuchó que llamaban su nombre en la casa de seguridad y caminó con alegría a recibir su propia audio-Biblia en fulfulde. Por fin tenía todo lo que necesitaba para acercarse más a Cristo. «Estoy muy contento —dijo con una
Leer másComo miembro de la minúscula minoría cristiana de Pakistán, Hamid fue tratado mal por los musulmanes de su comunidad. Sin embargo, por la gracia de Dios, hoy Hamid ama a sus perseguidores y les habla de Cristo.. De chico, Hamid Banday tenía todas las razones para odiar a los musulmanes de su aldea pakistaní. Sus compañeros de la escuela que eran musulmanes lo amedrentaban, y los aldeanos acosaban y discriminaban a su familia debido a su fe cristiana. Las autoridades de la aldea incluso les llegaron a negar el uso del pozo de agua local durante el pico de calor del verano. Hamid nunca vio una razón para mostrarles amor a los musulmanes… hasta que se dio cuenta de que Dios le había ordenado que lo hiciera. Con la guía y ayuda de Dios ahora trata de ver a los musulmanes como Dios los ve: como personas hechas a su imagen y semejanza que necesitan un Salvador. «Creo que estoy aprendiendo todos los días a no odiar a los musulmanes —reconoció Hamid—. A veces, no sé, estos sentimientos están muy arraigados dentro de mí desde mi infancia. Todos los días trato de superar estos sentimientos. De alguna manera, a menudo
Leer másUna semana antes de la Navidad de 2013, Abdi iba en su coche camino al trabajo como de costumbre en Mogadiscio cuando el sonido de los disparos estalló alrededor de su coche. Al bajar la velocidad del vehículo, un grupo de hombres armados con rifles de asalto AK-47 se acercaron al lado del conductor y le dispararon a Abdi hasta matarlo antes de salir huyendo en un coche. Al Shabab había liquidado a su hombre. Abdi era uno de los menos de 200 creyentes secretos de Somalia. Como la mayoría de los demás, había sido criado como musulmán, pero más tarde encontró una nueva vida en Cristo. Su primera experiencia con Al Shabab ocurrió en 2011 cuando encontraron páginas de una Biblia en su casa mientras registraban al azar su vecindario. Abdi fue arrastrado de inmediato a una celda subterránea de hormigón donde fue torturado con una porra de madera y encerrado en una habitación con cadáveres. Sus captores exigían que les diera los nombres de otros cristianos, pero Abdi no los delató. Una noche varias semanas después de su secuestro, Abdi aprovechó la oportunidad para escapar después de darse cuenta de que un guardia había olvidado cerrar la puerta
Leer másDespués de que sus preguntas sobre el islam la llevaron a Cristo, Aliyah se apasionó por compartir a Jesús con el resto de su comunidad somalí en Kenia. Aliyah volteó el pañuelo negro sobre su cabello oscuro y se ajustó el velo sobre su rostro. Era casi de noche, e iba a visitar a sus familiares en su antigua casa en el «Pequeño Mogadiscio», el suburbio de Eastleigh, en Nairobi, Kenia, el cual está poblado casi exclusivamente por inmigrantes somalíes. Aunque Aliyah no usaba el hiyab en su vida diaria en Nairobi, tenía cuidado de usarlo cada vez que iba a Eastleigh, especialmente cuando planeaba visitar a sus familiares. No quería atraer la atención de los secuaces del jeque local o los chismes del barrio, y el hiyab y la oscuridad la ayudaban a ocultar su identidad. Era peligroso para Aliyah entrar en el barrio musulmán ahora que se había convertido al cristianismo, pero era igualmente peligroso para ella entrar en casa de sus familiares. Apenas unos días antes, su tío le había dicho que se mantuviera alejada de sus hijos o «algo malo le pasaría». Un pariente la ha amenazado varias veces. «Tienes que morir —le dijo—. No mereces
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