Naomi miró a su hija, Ruth. Estaba asustada, exhausta y pensaba que estaban a punto de ser asesinadas. «¡Conviértanse al islam o morirán!», les gritó uno de sus secuestradores.

Varios hombres enmascarados quienes llevaban armas de asalto habían raptado a Naomi y Ruth de su casa en medio de la noche. A juzgar por la brutalidad de sus secuestradores, Naomi estaba segura de que eran miembros de Boko Haram, un grupo musulmán militante que intentaba apoderarse del territorio en el norte de Nigeria y expulsar a todos los cristianos. Boko Haram quiere crear un estado islámico puro basado en principios ultraestrictos. Han atacado instituciones gubernamentales e incluso mezquitas por considerarlas demasiado liberales. Muchos musulmanes nigerianos no cumplen con sus estándares.

Naomi sabía que los cristianos eran el objetivo principal de Boko Haram, y había oído historias repetidas de cómo habían entrado en las aldeas cristianas y matado a todos. Tenía miedo de que ella y Ruth fueran las siguientes. Los secuestradores las hicieron marchar durante horas por el monte hasta que llegaron a su campamento. Entonces las violaron a ambas. Ahora sus secuestradores les estaban exigiendo que se convirtieran al islam. Naomi sabía que hablaban en serio sobre matarlas. Cuando ella y Ruth fueron llevadas, vio que los hombres les dispararon a otros en su pueblo e incluso decapitaron a algunos.

Como temía por su vida y la de su hija, Naomi dijo las siguientes palabras: «No hay más Dios que Alá, y Mahoma es su profeta». Ruth las repitió después de ella. Satisfechos, sus secuestradores las enviaron a trabajar con las otras mujeres que estaban sirviendo a Boko Haram en el campamento.

CIENTOS DE SECUESTRADAS

Cientos de mujeres han sido secuestradas por Boko Haram durante sus cuatro años de insurgencia en Nigeria. Algunas han sido vendidas como esclavas para generar ingresos para el grupo, mientras que otras han sido mantenidas como esposas y sirvientes. Algunas han podido regresar a sus hogares meses después de su secuestro, a menudo embarazadas o ya habiendo dado a luz.

VOM está trabajando con varias chicas que escaparon de Boko Haram. Están recibiendo formación profesional y otro tipo de apoyo a medida que superan el trauma y el estigma del abuso. Cuando las chicas regresan a sus comunidades, a menudo les resulta difícil encontrar un cónyuge y la estabilidad económica que acompaña al matrimonio. Los obreros de VOM colaboran con las iglesias locales para proporcionarles apoyo emocional y ánimo espiritual.

Afortunadamente, Naomi y Ruth no tuvieron que esperar meses para que su pesadilla terminara. Después de unas dos semanas, algunas de las esposas de Boko Haram las ayudaron a escapar. Aunque eran libres, se sentían enormemente avergonzadas. Habían negado a Cristo, y no estaban seguras de que pudieran perdonarse a sí mismas o de que Jesús las pudiera perdonar.

«¿NOS PERDONARÁ?»

Varios meses después de que Naomi y Ruth escaparon, se les pidió que compartieran su historia con unas obreras de VOM que estaban de visita.

«Cuando entramos a la habitación, no nos miraron —dijo una de los obreras—. Mantuvieron la mirada hacia abajo». Las visitantes sabían un poco sobre lo que les había sucedido a Naomi y Ruth, pero no estaban seguras de la mejor manera de ayudarlas.

Como querían servir y honrar a estas dos mujeres que habían sufrido, una de las obreras de VOM les preguntó si les podía lavar los pies. Naomi y Ruth se sorprendieron. En su sociedad estratificada estaban cerca del fondo, y normalmente estarían sirviendo a sus visitantes extranjeras. Pero en cambio, esta mujer cristiana que acababan de conocer estaba sentada a sus pies, vertiendo agua tibia en sus callosos dedos de los pies.

Al parecer, el agua abrió las compuertas de sus emociones. Las mujeres derramaron con lágrimas su historia y todo lo que les había sucedido. Admitieron que no sentían que pudieran ser perdonadas por haber negado a Cristo y haberse «convertido» al islam. No estaban seguras de que Jesús pudiera volver a aceptarlas alguna vez.

Las obreras de VOM les contaron la historia de cómo Pedro fue perdonado después de haber negado a Cristo en el patio del sumo sacerdote mientras Jesús estaba siendo interrogado. «Fue una ministración y una comunión inolvidables —dijo una de las obreras—. Pudimos ministrarlas y darles la seguridad del perdón del Señor».

Mientras las mujeres lloraban y oraban con las obreras de VOM, se dieron cuenta de que la pregunta que se habían estado haciendo ya había sido respondida. Habían sido perdonadas por un Salvador que conoce su humanidad y promete nunca dejar ir a Sus seguidores.

Madre e hija nigerianas secuestradas y agredidas por Boko Haram
Categorías: Historia