Varios cristianos somalíes están de luto por la pérdida de una mujer cristiana influyente. Un hombre que sirvió a su lado escribió: «Los que quedamos atrás quizá nos entristezcamos porque echamos de menos a nuestros hermanos y hermanas, pero los creyentes que mueren están felices de estar con Cristo. En [Somalia], los seguidores de Cristo tienen su mirada puesta en el cielo donde no hay más dolor. Aquí en la tierra, la vida puede ser solitaria. Las familias y la comunidad de cristianos [no pueden] compartir sus creencias. Los pocos discípulos con los que se las arreglan para compartir el evangelio rara vez se reúnen regularmente. No hay edificios de iglesias ni reuniones para tener compañerismo. En raras ocasiones, pueden reunirse para adorar juntos en casas privadas. Estos creyentes tampoco tienen el consuelo de recibir atención adecuada en los hospitales cuando se enferman. Los desafíos siguen y siguen. [Nuestra hermana que murió] dedicó su vida a servir a su gente debido a su fe en Cristo. Dejó su comodidad para viajar a un país que sufre de guerra, hambruna, el colapso de los cimientos civiles y terrorismo. Pasó años separada de su familia, apartada de sus hermanos y hermanas en Cristo, y de un estilo de vida confortable».

Este compañero creyente se ha comprometido a continuar el legado de esta mujer. Oremos por aquellos que lloran su muerte, y oremos por que los creyentes en Somalia permanezcan fuertes en medio de las pruebas.

Cristianos somalíes lloran la pérdida de una compañera creyente
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