Después de escapar de las autoridades norcoreanas, una ex contrabandista de Biblias continúa compartiendo el amor de Cristo con otros desertores en Corea del Sur. La primera vez que Eun-Ji puso un pie en una iglesia, estaba molesta. La gente que estaba adentro cantaba y oraba en voz alta, le decían mentiras sobre Corea del Norte y, lo peor de todo, hablaban de los “líderes eternos” Kim Il Sung y Kim Jong Il con descarada irreverencia. Eso la enfureció. Había asistido a la iglesia, una congregación coreana en China, por razones meramente financieras. Sospechaba que una mujer que le debía dinero estaba allí, y necesitaba el dinero. Tenía una familia que alimentar durante el tiempo de severa hambruna en Corea del Norte. Cientos de miles de norcoreanos murieron de hambre durante “La Ardua Marcha” de Corea del Norte, como se nombró a la hambruna de la segunda mitad de la década de 1990. Agravando el sufrimiento, el gobierno se negó a aceptar importaciones o ayuda internacional. En su lugar, dio su aprobación implícita al contrabando ilegal, permitiendo a los norcoreanos hacer lo posible por conseguir comida, en vez de recibir del gobierno las raciones de comida y el pago que
Leer másVIMOS CUANDO LA IGLESIA PASÓ A LA CLANDESTINIDAD Después de alejarse de Cristo en los primeros días del régimen comunista de Kim Il Sung, una mujer norcoreana fue conducida de nuevo a la fe por un solo versículo de la Biblia. Rhee Soon-ja tiene recuerdos vívidos de su padre leyéndole la Biblia a ella y a sus seis hermanos cuando eran niños. Recuerda que los versículos estaban impresos verticalmente, en lugar de horizontalmente. Y aunque ahora tiene 82 años, todavía puede recordar la frase «Cristo es el Señor de esta casa» colgando de una pared de su casa. «Mis padres oraron para que Dios me usara como su sierva —dijo, evocando otro recuerdo de la infancia—. Crecí soñando con convertirme en evangelista». Eran los días antes de que Corea se dividiera en Norte y Sur, comunista y libre. Eran los días cuando la fe cristiana florecía en Corea del Norte. «Había muchos cristianos —compartió Soon-ja desde su sala de estar en Corea del Sur—. Yo asistía a la Iglesia metodista. Todas las congregaciones se reunían todos los domingos». Cuando Soon-ja era una niña, su familia fue una de las primeras en experimentar persecución bajo el Gobierno de Kim Il Sung, primer
Leer másDespués de pasar cinco años desarrollando relaciones con cuarenta norcoreanos en China, un fiel cristiano chino finalmente llevó a uno de ellos, un funcionario del Gobierno norcoreano, a Jesucristo. Lee Joon-ki buscó cuidadosamente en el café chino el lugar adecuado para sentarse. El dueño del lugar, un compañero cristiano, le había contado sobre un trabajador de mediana edad de Corea del Norte que estaba en el café, y Joon-ki quería sentarse en el lugar correcto para comenzar una conversación con él.Después de sentarse en una mesa cerca del hombre, Joon-ki comenzó una conversación informal con él, incluso logró atraer al dueño del café a la conversación. Estas conversaciones, que pueden volverse peligrosas rápidamente para todos los involucrados, son para lo que vive Joon-ki, un obrero de primera línea que comparte el evangelio con norcoreanos dentro de China cerca de la frontera con Corea del Norte. «Encontrar a estos norcoreanos, desarrollar relaciones y llevarlos a Cristo es la obra de Dios; está lleno de la gracia de Dios —dijo—. Simplemente reunirme con él durante una hora es sumamente valioso. No es algo que podamos hacer normalmente. Cada ocasión podría ser la última». Joon-ki es un pastor ordenado que ha servido como
Leer másCuando el pastor Han respondió una llamada telefónica una tarde en su iglesia en Changbai, China, cerca de la frontera con Corea del Norte, su esposa no vio ningún motivo particular de preocupación. Sin embargo, sabía que durante varios meses tanto la policía china como los agentes de inteligencia surcoreanos le habían estado advirtiendo a su esposo que era el primero de una «lista de blancos» norcoreana. El pastor Han, su esposa y otros líderes cristianos incluso habían acordado tomar precauciones de seguridad diseñadas para protegerlo mientras le permitían continuar con su ministerio a los norcoreanos. Por ejemplo, dejó de conducir en la carretera fronteriza, no salía de su casa ni de la iglesia a solas y mantenía un horario muy estricto. Pero después de recibir la llamada telefónica esa tarde en la iglesia, el pastor inusualmente ignoró esas precauciones y salió de la iglesia solo. Su cuerpo fue encontrado esa noche en una zona rural a lo largo de la frontera con Corea del Norte. Los norcoreanos en la puerta El pastor Han Chung-Ryeol y su esposa llegaron a la ciudad fronteriza china de Changbai en 1993. El recién graduado del seminario, de 26 años de edad, había sido
Leer másCuando era niño en Corea del Norte a «Sang-chul» le enseñaron que el concepto de Dios era una mentira peligrosa. Y la política de cero tolerancia del gobierno hacia cualquier sospecha de comportamiento cristiano reforzaba la lección. A medida que el evangelio se difundía silenciosamente en algunas partes del país, también lo hacía el temor entre los norcoreanos de que pudieran ser sospechosos de fe cristiana. «De verdad teníamos miedo del cristianismo porque cualquiera podía ser ejecutado o asesinado, incluso por mirar una Biblia», dijo Sang-chul. Pero en 2013, Sang-chul fue testigo del poder de una vida dedicada en sacrificio a Jesús: El compromiso de un pastor llamado Han Chung-Ryeol le permitió a Sang-chul dejar de lado su miedo. El Pastor Han fue martirizado más tarde, el 30 de abril de 2016, debido a su valiente trabajo cristiano. «Realmente quería saber por qué ayudaba a los norcoreanos allí, ya que era peligroso para el pastor Han hacerlo —recordó Sang-chul—. El pastor Han nos amó incondicionalmente y nos trató bien. Sentí su corazón. Cuanto más me reunía con el pastor Han, más sentía que su corazón provenía del Señor. Sin Dios, no me habría ayudado. Por eso me di cuenta de que el cristianismo es una religión verdadera».
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