«¡No, usted no le puede hablar a los demás sobre el cristianismo! —lo regaño la maestra—. No puede estar haciendo esto porque el cristianismo es una religión estadounidense y es una religión muy mala».

Las duras palabras de la maestra de bachillerato no sorprendieron ni desanimaron al joven Hanh. Desde que vio cómo el evangelio había cambiado a su padre alcohólico, había querido seguir a Cristo y hablarles a otros acerca de Él. Pero ser cristiano y compartir tu fe en el comunista Vietnam no está exento de consecuencias. Compartir a Cristo es ilegal, y Hanh lo sabía. Los que evangelizan son duramente reprendidos. Algunos han sido multados o expulsados de la escuela, mientras que otros han sido golpeados, encarcelados y desalojados de sus aldeas.

Hanh es uno de varias docenas de jóvenes vietnamitas cristianos que están realizando un estudio bíblico sobre la vida de Cristo. El grupo comenzó a reunirse dos días a la semana para repasar la serie de seis libros, pero su hambre por aprender era tan grande que decidieron reunirse todas las noches.

Al ser confrontado por su enojada maestra en el bachillerato, Hanh consideró su respuesta en oración. «Dejaré de seguir a Cristo si puede explicarme una cosa —dijo—. ¿Por qué la vaca come hierba, que es verde, pero cuando produce leche es blanca?».

Al no poder responder, la maestra de inmediato marchó con Hanh a la oficina del director, con la esperanza de que lo echaran de la escuela. Sin embargo, en lugar de temer las acciones del director, Hanh compartió su fe con él. El director finalmente dejó ir a Hanh después de advertirle que no evangelizara en la escuela.

Hanh decidió no seguir la advertencia del director. Al igual que los apóstoles no podía dejar de decir lo que había visto y oído (Hechos 4:20).

Hanh no es el único alumno de su grupo que está siendo perseguido por hablarle a otros acerca de Jesús. Un trabajador de VOM dijo que la policía le ofreció dinero a unos gánsters para detener a los jóvenes estudiantes de la Biblia. Los gánsteres amenazaron con golpear a los estudiantes si compartían el evangelio, y en una ocasión vertieron arena en los tanques de gasolina de las motocicletas de los estudiantes, con lo cual se arruinaron los motores. Los estudiantes tuvieron que dejarlas fuera de un pueblo remoto y caminar el resto del camino. «Pero los estudiantes no se han rendido —dijo el trabajador—. Han seguido regresando».

Colombia: «HOY NO HAY PREDICACIÓN»

Pedir permiso para predicar es una forma de vida para «Leonardo». Simplemente olvidarlo o negarse a preguntar puede dar como resultado morir a manos de la guerrilla o los paramilitares en las «zonas rojas» de Colombia. Los pastores en estas áreas son vistos como obstáculos para las ambiciones políticas de los grupos porque los jóvenes que se convierten en cristianos ya no se sienten atraídos por el estilo de vida violento de los grupos.

«Te dan un tiempo para comenzar a predicar, y tienes que empezar y terminar en ese horario —explicó Leonardo—. No había [permitido] predicación nocturna ni caminar fuera, y siempre tenía que avisar si iba a ir a cualquier parte».

La iglesia de Leonardo pronto lo trasladó a una zona diferente, donde trabajaba con personas que habían sido desplazadas por grupos guerrilleros de las zonas rojas. Pero su nuevo hogar tampoco estaba libre de oposición. «Hay pandillas, asesinos —dijo—. Llevo allí dos años. Dos veces no me dejaron predicar». Las pandillas detuvieron a Leonardo frente a su iglesia y le negaron la entrada, diciendo: «¡Hoy no hay predicación!».

Pero Leonardo encontró otro lugar para predicar. Con un altavoz y un micrófono en la mano, comenzó a predicar al aire libre. Primero les comenzó a predicar a niños pequeños, y en un corto tiempo su iglesia al aire libre creció para incluir a 70 adultos y 53 niños. La mayoría nunca había escuchado el evangelio, pero pronto pusieron su fe en Cristo y fueron bautizados. Ahora Leonardo está entrenando a varios otros para predicar.

Man pouring water over another mans head

Él sabe que es peligroso compartir el evangelio tan abiertamente, pero también sabe que no está solo. Dios está con él, y tiene las oraciones y el apoyo de sus hermanos y hermanas de todo el mundo. «Allá afuera siento la calidez de mis hermanos […] el aprecio que tienen por nosotros y nuestro servicio».

«NO» SIGNIFICA NUEVAS OPORTUNIDADES

Cuando las autoridades les dijeron a Hanh y a Leonardo que dejaran de predicar, encontraron aún más oportunidades para compartir el evangelio. VOM viene al lado de estos trabajadores del frente para equiparlos con los recursos que necesitan para el evangelismo y el discipulado.

Jesucristo nos dijo que fuéramos y enseñáramos a todas las naciones; no dijo nada acerca de pedirle permiso a nadie (Mateo 28:18–20). Los miembros perseguidos de nuestra familia [cristiana] están viviendo y evangelizando obedientemente en algunos de los campos misioneros más difíciles del mundo. Que nuestro testimonio cristiano no se vea obstaculizado por las restricciones terrenales y que sea empoderado por el Espíritu Santo.

Trabajadores del frente se niegan a seguir órdenes de dejar de predicar
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