Un año después de haber padecido persecución una octava vez, Jatya de 90 años está preparado para padecerla de nuevo.

Jatya comparte con entusiasmo la evidencia de su fiel evangelismo con los visitantes.

El frágil y al mismo tiempo enérgico anciano vive en el sur de la India en una aldea densamente poblada con informantes pagados por la Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS). La RSS, una organización nacional de voluntarios con más de 5 millones de miembros intimida e incluso obliga a los cristianos para hacerlos volver a sus «raíces hindúes» nacionales.

Una de las posesiones más apreciadas de Jatya es un paquete color manila lleno de fotografías y artículos de periódicos que relatan las 8 veces en que ha sido golpeado por compartir el evangelio en su aldea. Todo comenzó en 1992 cuando Jatya se rehusó a firmar un documento para comprometerse a dejar de evangelizar. Los agentes de policía respondieron a la terquedad de Jatya rompiéndole todos los dedos.

Tres años más tarde, los radicales hindúes lo golpearon y lo arrastraron a la estación de policía donde pasó una semana en la cárcel. Y las cicatrices en el brazo izquierdo y la mano de Jatya son recordatorios constantes de la tercera vez que fue perseguido por su fe; un vecino hindú lo azotó con una cadena de bicicleta, causándole graves laceraciones.

Sin embargo, después de cada brutal golpiza, Jatya regresa a casa desde el hospital, toma su Biblia y se dirige de regreso a su pueblo. Después de todo, la gente todavía necesita a Cristo.

«Hasta mi último aliento —dijo—, quiero servir y vivir para Jesús».

FE ENTRE LOS INFORMANTES

Nacido en una familia hindú de casta inferior, Jatya trabajó como esclavo durante varias décadas. Llegó a conocer a Jesús a principios de sus treinta y tantos, después de recibir un folleto del evangelio, y encontró la verdadera libertad en el amor de Dios.

Él y dos de sus 9 hijos pastorean conjuntamente una iglesia de 40 personas que se reúnen en una pequeña habitación unida a un costado de su casa. Cuando no está con su iglesia, Jatya está en su aldea orando con los hindúes, repartiendo folletos del evangelio y diciéndoles que Jesús también murió por ellos.

Considera que la persecución que ha sufrido a lo largo de los años es una parte esperada de su trabajo como evangelista, y ninguna cantidad de persecución podría persuadirlo de renunciar a su fe en Cristo. «He dejado muchas cosas menores —dijo—. No puedo dejar esto ahora. Tengo una fe plena. Todo lo que hago, es en Cristo».

Su octavo roce con la persecución fue provocado por una conversación reciente con un joven de su comunidad. Días después de que Jatya le habló de Jesús al joven, una turba de nacionalistas hindúes rodeó a Jatya y lo golpeó hasta que perdió el conocimiento. Terminó con varias lesiones en la cara y una costilla rota.

Es común que en toda la India haya múltiples informantes pagados por la RSS que viven en cada aldea, y al parecer un informante vio a Jatya cuando le testificaba al joven. Como en el caso de Jatya, los informantes reportan el evangelismo cristiano a las autoridades, o a veces toman el asunto en sus propias manos y golpean a los evangelistas ellos mismos.

Bajo el primer ministro Narendra Modi, quien se unió a la RSS a los 8 años, la organización nacionalista hindú ha visto, según se ha informado, un aumento del 20% en su membresía y el envalentonamiento de su base dirigida a consolidar la identidad hindú de la India.

Jatya dijo que el joven a quien le testificó ahora es cristiano, aunque mantiene su fe en secreto por miedo a ser atacado por la RSS.

A pesar del maltrato sufrido a manos de los miembros de la RSS y de su odio evidente contra él, Jatya solo tiene amor por ellos. Y ora para poder encontrarse con cada uno de ellos un día para decirles cómo ha sido capaz de perdonarlos.

«Dios nos ha perdonado en la cruz y nos ha dicho que perdonemos —dijo—, así que los perdono».

QUEDA TRABAJO POR HACER

En 2017, a pesar de su historial de persecución, Jatya se encontraba libre de dolor. Aunque todavía tiene muchas cicatrices, dijo que está agradecido por la evidencia física de su fidelidad. Cuando se le preguntó si temía ser perseguido por novena vez en su avanzada edad, respondió con la Escritura: «Segunda de Timoteo 1:7 dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”».

Haciendo eco de Juan 16:33, continuó: «En el mundo tendremos aflicción, pero Dios ha vencido al mundo. No tenemos de qué preocuparnos».

Jatya está agradecido con VOM por cubrir sus gastos médicos. Nos pide que oremos para que su iglesia continúe, incluso después de su muerte, siendo una luz en su pueblo de aproximadamente 10 000 hindúes. También pide oraciones por sus hijos, quienes dirigen la iglesia, y por la salvación de todos en su pueblo.

Por ahora, Jatya sabe que su trabajo debe continuar […] hasta su último aliento.

Hombre de 90 años es perseguido en repetidas ocasiones por la RSS en la India
Categorías: Historia