Vienen a él de todo Egipto, buscando bautizarse. Krystafer, un líder de la Iglesia Ortodoxa, anhelaba alcanzar a los musulmanes para Cristo aun antes de convertirse en sacerdote en 2006. Oraba para ser como Pablo, alcanzando a las naciones. “Yo oraba por los musulmanes en Egipto, Irán, Turquía, Arabia Saudita, Siria. Yo no elegí este ministerio porque odie el islam. Amo a los musulmanes, quiero que conozcan a Jesús, especialmente los que viven en Egipto”, relató. Los cristianos ortodoxos egipcios (coptos) remontan su linaje al ministerio de Marcos del primer siglo, muy anterior a la fundación del islam. Al ser apenas el 10% de la población de Egipto en la actualidad, los coptos se enfrentan a una intensa discriminación por parte de la mayoría musulmana. Las niñas cristianas coptas suelen ser secuestradas, obligándolas a casarse con un musulmán y a convertirse al islam. Y ocasionalmente, los islamistas atacan iglesias o matan a grupos de cristianos. En este opresivo ambiente, la mayoría de los coptos se quedan en sus propias comunidades. Pocos comparten el Evangelio con musulmanes, y no hay quien esté dispuesto a bautizarlos cuando deciden seguir a Cristo. Sin embargo, tales bautismos sí se realizan. “Lo que trae gozo

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Categorías: Historia, Oración

Asim y Zarah siguieron caminos separados hacia la fe en Cristo, pero cuando sus caminos convergieron en El Cairo, Egipto, se convirtieron en uno en el servicio del Señor. Las conferencias de ciencia que Asim estaba escuchando en la universidad no parecían estar de acuerdo con la fe musulmana de su familia. Dudoso y desilusionado, comenzó a salir a cafés con amigos ateos que se burlaban del Corán. Aunque no tenía ningún interés en la religión, un año Asim acordó acompañar a un amigo cristiano copto en el servicio de Nochebuena de su iglesia. Después de salir del servicio, no podía quitarse de la cabeza la letra de una canción: «Moriste por mí y tomaste mis cargas por mí». Curioso por saber más acerca de las misteriosas palabras, regresó a la iglesia y pronto comenzó a estudiar la Biblia con un hombre que conoció allí. *             *             * Zarah tenía celo por el islam, y comenzó a estudiar con un clérigo musulmán salafista ultraconservador, e incluso se unió a él como misionera musulmana anticristiana. Ella se paraba afuera de la oficina de la Sociedad Bíblica de El Cairo para repartir folletos y regañar a cualquiera que saliera con una Biblia.

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Categorías: Historia

Duhra nació en la infelicidad. Cuando nació su hermana mayor, su padre la llamó “Suficiente” porque no quería tener más hijas. Luego, cuando nació Duhra, (su padre) abandonó por completo a la familia. La madre de Duhra, quien la culpó por la ruptura de su matrimonio, dejó a Duhra en El Cairo con su abuela mientras trabajaba en el extranjero. Aunque la madre de Duhra era una musulmana no practicante, su abuela era devota, y la obligaba a cubrirse la cabeza y a rezar con regularidad. Al sentir profundamente la pérdida de sus padres, Duhra oró a Alá pidiendo ayuda: “Necesito una madre; necesito un padre. ¿Por qué me creaste sin padres?”. Entonces, una noche, Duhra soñó con un gran edificio blanco como una mezquita, pero tenía una cruz en la parte superior en lugar de un minarete. Aunque nunca había visto el edificio, reconoció la cruz por los tatuajes que había visto en sus compañeros cristianos coptos. Los cristianos coptos, quienes practican una forma de cristianismo ortodoxo, componen solo alrededor del 10% de la población de Egipto. Pero están orgullosos de su herencia cristiana, y muchos lucen audazmente tatuajes de cruces en sus muñecas o manos. El sueño le

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Categorías: Historia

Walid odiaba tanto a su compañero de trabajo cristiano que planeó matarlo. Pero un acto de amor audaz lo puso en un nuevo curso: directamente hacia Cristo. Después de escuchar a su compañero de trabajo, Haytham, cantar canciones cristianas de adoración durante varios días mientras pintaban una casa en El Cairo, Walid finalmente había tenido suficiente. Su padre musulmán ultraconservador, que tenía cinco esposas y 32 hijos, le había enseñado a temprana edad que debía odiar a todos los cristianos. Ese odio profundamente arraigado ya lo había llevado a golpear a Haytham con un palo por cantar las canciones cristianas que sonaban en sus auriculares. Y como eso no había detenido el canto, Walid decidió silenciarlo permanentemente. Una noche después del trabajo, Walid tomó un cuchillo y siguió a Haytham por las calles. Después de asegurarse de que estuvieran solos, atacó a Haytham por la espalda y lo apuñaló en el costado. Haytham se volvió para mirar a su atacante mientras caía al suelo retorciéndose de dolor, y Walid hizo contacto visual con él antes de huir de la escena. Como esperaba la visita de la policía, Walid se escondió ansiosamente en casa de su tía. “Intenté llamar a algunos

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