APRENDER A DESCANSAR EN LA SOBERANÍA DE DIOS

El 11 de septiembre de 2014 comenzó como un día feliz para Mary Patrick. Ella y su hermana mayor iban caminando a una boda en una aldea cercana con la novia y la hermana menor de la novia. Pero su vida, como la de muchas otras jóvenes de Nigeria, cambió para siempre con el sonido aterrador de gritos y disparos.

Mary, quien tenía 24 años, se escondió rápidamente en una casa cercana con las demás cuando comenzó el ataque de Boko Haram en el estado de Adamawa, en el noreste de Nigeria. Se escondieron en la casa durante cuatro días antes de ser capturadas mientras intentaban escapar.

«En lo único que estaba pensando cuando me llevaron es en que iba a morir —dijo Mary—. Sabía que me matarían. Solo estaba orando a Dios para que el buen Señor me perdonara de todo lo malo que hubiera hecho».

El horror que Mary enfrentó durante cuatro meses de cautiverio con Boko Haram se hizo evidente para un obrero de VOM cuando trató de comprarle de comer.

«Quise comprarle comida y compré un poco de carne —dijo el obrero de VOM—. Pero ella me dijo que no podía comerse la carne. Me dijo: “En el campamento solían comer carne humana, por lo que toda la carne se parece a la carne humana”».

LAVADO DE CEREBRO Y ABUSO

La campaña de Boko Haram para establecer un territorio islámico en el norte de Nigeria ha resultado en la matanza de miles de cristianos, incluidas unas 10 000 personas en 2014, y ha obligado a más de 1.5 millones de personas a abandonar sus hogares. El grupo insurgente también ha secuestrado a cientos de jóvenes como Mary, les lavan el cerebro y las usan para cualquier propósito que desean.

El lavado de cerebro de Mary comenzó tan pronto como llegó al campamento de Boko Haram, en otra parte del estado de Adamawa. Rápidamente se encontró comportándose como las docenas de otras jóvenes en el campamento, algunas de las cuales eran «chicas Chibok». Los secuestros en abril de 2014 de 276 niñas de una escuela en Chibok, en el estado de Borno, llamaron la atención internacional sobre la práctica de Boko Haram de secuestrar y abusar de niñas.

Mary dijo que las más de 50 chicas Chibok que conoció estaban entre las prisioneras más crueles que encontró.

«Ellos [Boko Haram] entrenan a las mujeres a disparar, a bombardear —dijo—. Incluso les enseñan cómo disparar un arma, cómo matar a alguien, bombardear lugares como iglesias, casas de madera y escuelas».

A las mujeres se les dijo que estos ataques eran obra de Dios. Mary incluso llevó a cabo un ataque contra su propia iglesia, pero dijo que trató de disparar lejos de la gente.

La brutalidad de Boko Haram marcó profundamente a Mary. Observó cómo mataron a su hermana mayor por desobedecer las órdenes de asesinar a un hombre que se había negado a renunciar a su fe cristiana. Vio como su amiga, secuestrada el día de su boda, y la hermana menor de su amiga fueron dadas en matrimonio a comandantes de Boko Haram. Y Mary fue violada repetidamente durante su tiempo en cautiverio.

«A veces por cinco hombres al mismo tiempo —dijo ella—. Después de este, este».

Como Mary era obligada a recitar versos del Corán semana tras semana e incluso se le dio un nombre musulmán, su identidad cristiana comenzó a desvanecerse.

«Simplemente se me olvidó cómo orar, cómo leer la Biblia —dijo—. Cuando yo era Boko Haram, lo único [que hacíamos] era oración musulmana».

ESCAPAR A UNA NUEVA VIDA

Después de cuatro meses, Mary vio una oportunidad de escapar. Una noche, cuando los terroristas de Boko Haram estaban borrachos, ella y una mujer mayor huyeron al bosque.

La fuga llegó justo a tiempo. Mary estaba a días de ser forzada a casarse con un hombre que la había violado varias veces y había matado a su hermana.

Cuando Mary llegó a casa, se enteró de que su padre había muerto de un ataque al corazón después del secuestro de sus hijas. Ahora es el único miembro con vida de su familia.

Un obrero de VOM ayudó a Mary a superar el trauma que sufrió en cautiverio. Después de varios meses en libertad, Mary sigue recuperando cada día pequeños fragmentos de su identidad.

«Ahora es un poco atrevida y franca —dijo el obrero de VOM—. Es como si estuviera tratando de manejar su situación, finalmente».

A pesar del sufrimiento inimaginable de Mary, dijo que su cautiverio, escape y tiempo viviendo con la familia del obrero de VOM han profundizado su fe.

«Antes, no iba a la iglesia, no leía la Biblia, no oraba —dijo—. Pero ahora voy a la iglesia todos los días; oro para que Dios me perdone todos mis pecados porque no quiero volver a mi vida pasada. Ahora soy una cristiana nacida de nuevo. Estoy agradecida por mi vida».

A medida que su fe madura, Mary está aprendiendo a perdonar. Es algo con lo que lucha ya que sus heridas emocionales todavía están sanando. Cuando se le pregunta cómo respondería a los miembros de Boko Haram hoy, se detiene a considerarlo.

«Los perdono, pero… si atrapo a un Boko Haram no lo dejaré —dijo—. Lo mataré».

VOM le proporcionó a Mary una beca para que pudiera asistir a una universidad. Mientras sana y reconstruye su vida, Mary pide oración, pero no solo por sí misma.

«Agradecería que otras personas oraran por los cristianos en el noreste de Nigeria porque son los que más están sufriendo —dijo—. Estoy agradecida con Dios por lo que me pasó, pero pediría oraciones por fortaleza para todos los cristianos en el noreste de Nigeria».

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