PASTOR DE PRISIONEROS

Al haber sido encarcelado por ser considerado una amenaza para el estado, el pastor Kashkumbaev tenía razones para sentirse desanimado. Pero una pregunta puntual de un hermano cristiano cambió su perspectiva, lo cual desembocó en una poderosa obra de Dios en una prisión de Kazajistán.

«Purgarás diez años difíciles», le dijo solemnemente el investigador.

El anciano pastor tendría casi ochenta años al terminar su sentencia, y parte de ella, según supo, la pasaría en un pabellón psiquiátrico.

El pastor Bakhytzhan Kashkumbaev sabía que los presos del pabellón psiquiátrico eran drogados rutinariamente, lo que hacía que perdieran la capacidad de siquiera pensar o moverse. Lo drogarían hasta el punto de perder la razón.

Su corazón se hundió. Aunque no tenía miedo de morir, no quería que sus siete nietos lo vieran en esa condición. La muerte no lo asustaba, pero perder la razón sí.

EL «CRIMEN»

En mayo de 2013, el pastor Kashkumbaev fue arrestado después de ser acusado de dañar la salud de un miembro de la congregación Iglesia de Gracia, la cual está legalmente registrada en Kazajistán. Las autoridades formularon cinco cargos contra el pastor, entre ellos el de incitación al odio religioso.

Aunque el miembro de la iglesia defendió al pastor, y dijo que los cargos eran infundados, estos cargos eran los últimos de una larga serie de acusaciones que habían sido lanzadas contra la iglesia y su pastor. Anteriormente, funcionarios del Estado habían acusado a la iglesia de espionaje, fraude, lavado de dinero, distribución de textos extremistas y uso de alucinógenos durante la comunión. En 2012, varios oficiales hicieron una redada en la iglesia y confiscaron ordenadores, DVD y libros que el gobierno consideraba literatura extremista.

Desde que se independizó de la antigua Unión Soviética, Kazajistán y otras naciones de Asia Central han tratado de crear una identidad unificada, en parte por medio de establecer el islam como la influencia social predominante. Se espera que los kazajos étnicos sean musulmanes.

Two men stand by a tent outside looking at a map

En 2011, el país adoptó leyes que exigían que los grupos religiosos se volvieran a registrar ante el gobierno. La educación religiosa no registrada y el proselitismo se convirtieron en actividades ilegales, y las actividades de los grupos registrados se supervisan y regulan de manera estrecha. Entonces, en 2012, se impusieron nuevas regulaciones a la literatura religiosa, lo cual resultó en el arresto y encarcelamiento de más cristianos.

Cualquier forma de proselitismo o distribución de literatura que el gobierno considere «extremismo religioso» están estrictamente prohibidos. Por lo tanto, las iglesias y los cristianos que testifican activamente acerca de Cristo son blancos fáciles. Y el pastor Kashkumbaev, como converso del islam al cristianismo en 1995, era un objetivo especialmente destacado.

EL PABELLÓN PSIQUIÁTRICO

El pastor Kashkumbaev se llenó de temor a medida que se acercaba el día para su traslado de la prisión de Astana al pabellón psiquiátrico. Pero antes de irse, recibió la visita de un buen amigo y hermano en Cristo. El pastor, con lágrimas en los ojos, le dijo a su amigo:

—Esta es probablemente la última vez que te hablaré en mi sano juicio.

—¿Dónde está tu fe? —le respondió su amigo.

Esa simple pregunta era todo el estímulo que el pastor necesitaba. «Sentí que estaba bajo la cobertura del Señor resucitado», dijo. La perspectiva del pastor Kashkumbaev sobre su tiempo en prisión cambió por completo, lo cual le permitió, con la ayuda de Dios, llevar a casi 100 compañeros de prisión a Cristo durante sus nueve meses de encarcelamiento.

Old picture of an internment camp

El pabellón psiquiátrico estaba ubicado en un antiguo edificio que quizá albergaba criminales cuando Kazajistán era parte de la Unión Soviética. La clínica, donde llevaron al pastor, estaba ubicada en el sótano. Una pequeña ventana ofrecía la única luz natural que entraba en el pasillo, y las celdas eran oscuras. Al pastor no se le dio más ropa que una bata antes de ser encerrado en una celda con criminales violentos que sufrían de problemas psiquiátricos. Algunos de los prisioneros eran asesinos, incluido el compañero de litera del pastor, quien fue condenado por matar a su hermano, pero no recordaba haberlo hecho.

Una noche, mientras el pastor Kashkumbaev dormía, sintió que una mano lo había agarrado de la garganta para estrangularlo. Cuando instintivamente asió la mano e intentó apartarla, vio oscuridad y maldad en los ojos de su compañero de litera. Sin embargo, al mismo tiempo, se sintió en paz.

—¿Qué necesitas? —le preguntó al hombre.

De repente, la apariencia y el comportamiento del hombre cambiaron.

—¿Cuándo vamos a salir de aquí? —preguntó.

Después de bajar de su litera, el pastor metió al hombre de nuevo en su cama y oró por él.

Después del incidente con su compañero de litera, el pastor Kashkumbaev comenzó a pensar en sus compañeros de celda como niños enfermos. Tenía compasión y amor por ellos, lloraba y oraba por ellos, e hizo lo que pudo para ayudarlos. «Eran como flores plantadas en tierra seca que se habían marchitado», dijo. Como sabía que cualquier día le podrían dar drogas que alteraran su mente, el pastor aprovechó cada oportunidad para compartir el evangelio con ellos.

Cuando llegó el día de su primera inyección, el pastor les pidió ayuda a sus compañeros de celda. Cuando comenzó a perder la conciencia, clamó: «¡Me estoy muriendo!». Los otros presos, quienes no querían perderlo, empezaron a llamar a los guardias. «¡El viejo se está muriendo!», gritaban.

Los guardias corrieron a la celda y llevaron al pastor al pasillo. Después de ayudarlo a recuperar el conocimiento, el médico ordenó que no se le dieran más medicamentos al pastor.

LA CONFESIÓN

Cuando los funcionarios de la prisión le ordenaron que escribiera cómo se había convertido al cristianismo, el pastor Kashkumbaev compartió con gusto su testimonio y les habló de Jesucristo. En su «confesión» para la prisión, escribió en detalle acerca de lo que Jesús había hecho por él. Y, siendo pastor, se aseguró de incluir un sermón.

La mayoría de los reclusos en el pabellón psiquiátrico eran convocados para reunirse con la psiquiatra solo una o dos veces, pero a él lo llamaron dieciocho veces.

—¿Por qué está tan preocupada por mí? —le preguntó a la psiquiatra durante una visita—. A los otros reclusos solo los llama una o dos veces.

—Eres un personaje muy interesante —respondió—. No percibimos ningún mal en ti. Esto no es normal.

—Se supone que los cristianos no debemos responder mal con mal —le dijo—. Hemos sido llamados a bendecir a la gente. Hemos sido llamados a bendecir a amigos y a enemigos con un corazón sincero.

La clínica finalmente llamó a un experto independiente para evaluar al pastor Kashkumbaev. «No entiendo cómo terminaste aquí —le dijo el experto al pastor—. Eres una persona completamente adecuada».

Las autoridades decidieron que el pastor debía ser devuelto a la prisión en Astana, pero antes de salir del pabellón psiquiátrico, pudo llevar a varias personas más a Cristo.

LA ADICCIÓN

Un joven adicto a la heroína fue llevado al pabellón ya abarrotado del pastor Kashkumbaev poco antes de que el pastor regresara a Astana. El joven, quien había sido encarcelado dos veces antes, soportó siete noches sin dormir mientras sufría síntomas de abstinencia.

El pastor compartió el evangelio con él, a pesar de que otro recluso le dijo que alguien en la celda estaba informando sobre él. «¡Solo Jesús puede ayudarte!», le dijo al adicto mientras sostenía sus manos. El joven se aferró a él como si se estuviera ahogando.

—No pienses que no hay nadie que te necesite —continuó el pastor Kashkumbaev después de compartirle Jeremías 29:11—. Por estas palabras de Dios mismo, puedes ver que Él te necesita. Eres necesario. Dios cumple su Palabra ¡Es como si ya estuviera hecho! Para Jesús, tu adicción no es nada. Todo lo que tienes que hacer es creer que Él puede sanarte. Él está vivo; Él ha resucitado de entre los muertos para ayudarte, para justificarte.

—¿Qué tengo que hacer? —le preguntó al pastor.

—Vamos a orar juntos en este momento —respondió el pastor—. Pero tienes que creer que Dios escucha cada palabra.

“What do I need to do?” he asked the pastor.

El adicto repitió la oración después del pastor. Después de la oración, el joven pudo dormir por primera vez en la semana. Como sabía que el pase de lista de la noche estaba a solo una hora de distancia, el pastor oró para que de alguna manera se le permitiera continuar durmiendo.

Cuando los oficiales finalmente pasaron lista, el pastor Kashkumbaev se puso de pie entre los oficiales y la litera de su amigo que estaba durmiendo.

—¿Por qué está dormido? —le preguntó un oficial al pastor—. Debería estar de pie durante el pase de lista.

—No ha dormido en toda la semana —le explicó en voz baja al oficial—. Me pidió que orara por él. Dios le dio este sueño que necesitaba desesperadamente.

El oficial le ordenó al pastor que lo despertara.

—¿Quién te dio el derecho de romper el procedimiento? —exigió el oficial.

El pastor se mantuvo firme.

—No voy a dejar que lo despiertes —le dijo—. Puedes ponerme en confinamiento solitario. Hazme cualquier cosa.

Los oficiales se sorprendieron.

—Pareces ser una persona normal. ¿Por qué estás tratando de romper las reglas?

—No estoy tratando de romper las reglas —les dijo—. Solo les pido que sean humanitarios. Están comprobando que todos estemos aquí, y que todos estemos vivos. ¡Mira, está vivo! Pero está dormido y necesita dormir para poder sanar.

Después de recibir la seguridad del pastor de que nunca volvería a pedir algo así, los oficiales finalmente acordaron dejarlo en paz.

—¿Recuerdas que le pediste a Jesús que viniera a tu corazón? —le preguntó—. 

—Sí, lo recuerdo —respondió.

—¿Dónde está Jesús?

—En mi corazón.

El pastor luego le enseñó a orar.

—Ahora eres miembro de la familia de Dios —le dijo—. Eres una nueva creación, y debes verte a ti mismo como una nueva criatura. Ya no eres adicto a ninguna droga —continuó, sabiendo que las drogas se vendían libremente en la prisión, incluso por los guardias—. Satanás intentará atacarte, pero tienes que recordar que no eres un adicto. Puedes decir que no.

El pastor Kashkumbaev enseñó y alentó al joven durante cuatro días antes de ser transferido a otra celda. Cuando se iba, el exdrogadicto comenzó a llorar.

—¿Qué voy a hacer sin usted? —le preguntó—.

—¿Estás solo? —respondió el pastor—. ¿Quién está en ti? Aférrate a Jesús; no estás solo, estarás bien.

LA LIBERACIÓN

El pastor Kashkumbaev fue liberado de prisión en febrero de 2014, y cuatro de los cinco cargos en su contra fueron retirados. Aunque se le permitió regresar a casa, permanece bajo arresto domiciliario y debe registrarse con la policía una vez cada dos meses. Y continúa ministrando a su congregación.

La Voz de los Mártires animó a los lectores a escribirle al pastor Kashkumbaev mientras estaba en prisión, y le fueron enviadas por lo menos setecientas cartas a través de la página web de prisioneralert.com de VOM. Desafortunadamente, el pastor no recibió las cartas. Los funcionarios de la prisión de Kazajastán no distribuyen cartas ni les informan a los prisioneros que las han recibido.

El pastor dijo que no se arrepiente de su tiempo en prisión. «En la cárcel, el Espíritu Santo [me] abrió una [nueva] dimensión de oración —dijo—. Necesitamos hacer la misma oración tanto por amigos como por enemigos: oremos por que conozcan a Dios y lo amen sinceramente a Él y a Jesucristo, a quien Él envió, Su Hijo unigénito».

Anciano pastor kazajo es encarcelado; habla de Cristo con los reclusos
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