INFIEL, CONTRABANDISTA, PASTOR

Cómo un encuentro con la Biblia transformó a un kurdo iraquí militante en un evangelista apasionado

Nemrut, de diecisiete años, devoraba libros. Siempre estaba buscando algo nuevo para leer, pero había pocos libros disponibles en kurdo en su polvorienta ciudad iraquí.

Un día vio algo nuevo en una librería local: una traducción al kurdo del Evangelio de Lucas. No estaba seguro de qué era, pero quedó intrigado. Cuando preguntó sobre el libro, se sintió decepcionado de saber que el dueño de la librería no se separaría de él porque era su único ejemplar. Decidido a leer el libro, Nemrut hizo un trato con el propietario: le pagaría una tarifa de préstamo para poder pedir prestado el libro y devolverlo cuando terminara. Leyó hasta las 4 a.m. de la mañana siguiente. «Así fue cómo comencé a amar a Jesús», dijo.

El Evangelio de Lucas había plantado una semilla, pero Nemrut todavía tenía mucho que aprender. Si bien no estaba particularmente comprometido con el islam, Nemrut había nacido en una familia musulmana. Al igual que muchos kurdos, mantuvo esa fe a la ligera, sintiendo más lealtad a la familia y a la tribu que a la religión. Ferviente por una patria kurda independiente, Nemrut se unió a las fuerzas Peshmerga, un grupo armado que protege a la región kurda de Iraq.

Nemrut había visto a su pueblo pasar por un momento muy difícil. Los kurdos en Iraq habían sido tratados con dureza por el régimen de Saddam Hussein a lo largo de la década de 1980 y hasta 1991. Al final de la Guerra del Golfo, la protección de los Estados Unidos ayudó a los kurdos a establecer una región semiautónoma en el norte de Iraq; hoy en día esta área se conoce a menudo como el Kurdistán iraquí. 

Aunque había devuelto el Evangelio de Lucas que había alquilado tal como había prometido, Nemrut nunca sería el mismo después de leerlo. Incluso como soldado peshmerga a menudo mencionaba el tema de Jesús con cualquiera que quisiera escuchar.

Pasarían cinco años antes de que volviera a ver el libro sobre Jesús.

«¿PUEDE ALGUIEN CONVERTIRSE EN CRISTIANO?»

En 1998, Nemrut había decidido que debía tomarse en serio el islam si iba a ser miembro de uno de los partidos políticos más grandes del Kurdistán. Leyó el Corán tres veces ese año, para tratar de ser más devoto, pero sus enseñanzas nunca le parecieron correctas. «El Corán les enseña a sus seguidores a odiar a los demás, matar a los demás; eso no me gustó», dijo.

Como era conocido por ser un ávido lector, Nemrut fue puesto a cargo de la librería de su partido político. Compró un Nuevo Testamento tan pronto como pudo y lo agregó a la colección de la tienda.

Leyó el Nuevo Testamento en menos de un mes. Comenzó en Mateo e iba tomando notas mientras leía. «Cuando llegué a Lucas, pensé: “Este es mi viejo amigo, Lucas”», dijo. El libro resonó con él de una manera que el Corán nunca pudo. Señaló 345 veces donde el Nuevo Testamento hablaba sobre el amor. «Nunca vi nada sobre matar a otros u odiar a otras personas», agregó.

Nemrut decidió que dedicaría su vida a las enseñanzas del Nuevo Testamento. Trató de aplicar sus lecciones a su vida, pero como musulmán todavía no tenía idea de que él mismo podía convertirse en cristiano. No conocía a un solo cristiano. Durante los siguientes tres años, leyó el Nuevo Testamento tres veces más.

También les prestó el libro a otros, después de escribir sus instrucciones personales en la portada: «Lea esto cuidadosa e intencionalmente. Manténgalo en buen estado y luego devuélvamelo». Les dijo a los prestatarios que, como él lo había leído en un mes, les daría dos meses para completar el libro y devolvérselo.

En 2001, finalmente conoció a un cristiano, un hombre que había venido a su ciudad para distribuir Biblias, y le hizo una pregunta puntual. «¿Puede alguien convertirse en cristiano? —preguntó Nemrut—. He leído la Biblia, conozco la Biblia, pero no sé si puedo convertirme en cristiano». Más tarde, Nemrut se dio cuenta de que se había convertido en cristiano en el momento en que había puesto su fe en el Jesús sobre el que había leído y cuando comenzó a seguir Sus enseñanzas.

CONVERTIRSE EN UN INFIEL

Nemrut continuó contándoles a sus amigos acerca de Jesús, y muchos de ellos aceptaron a Cristo. Cuando el grupo de creyentes que se reunía en su casa cada semana creció a veinte personas, un mulá local se enteró. El viernes siguiente, hizo un anuncio a los asistentes a la mezquita: «Algunas personas se convirtieron en cristianos en nuestra ciudad debido a Nemrut —dijo—. Quien beba con ellos se convertirá en un infiel. Si alguien bebe agua de su casa se convertirá en un infiel. No deben hablar con ellos, no deben saludarlos y deben cortar relaciones con ellos porque se convirtieron en infieles».

«Entonces comenzó la persecución de los creyentes —dijo Nemrut—. [Los musulmanes] comenzaron a golpear a sus hijos e hijas que se habían convertido en cristianos».

Los familiares de Nemrut dejaron de hablarle, y cuando lo veían en la calle lo maldecían. Su propia hermana construyó una cerca entre sus propiedades contiguas para que Nemrut y su esposa ya no tuvieran acceso a un baño que compartían.

Su esposa tenía miedo. «Cuando esto comenzó, ella no había creído plenamente en el Señor —dijo—. Durante este tiempo ella lloraba […] debido a todos los problemas que surgieron. Para mí era claro que cuando tomé esta decisión con toda seguridad iba a enfrentar problemas».

Algunos musulmanes enojados intentaron atacar a Nemrut varias veces. Un viernes después de las oraciones de la mañana, la policía detuvo a una turba de unos doscientos hombres que se dirigían hacia su casa. Cuando el jefe de seguridad le contó a Nemrut sobre el ataque frustrado, le advirtió que la próxima vez no podría detener a los atacantes. «¿Por qué no dejas de leer la Biblia y de hablarle a la gente?», le dijo.

Algunos miembros del grupo de Nemrut fueron golpeados por miembros de su familia en casa, y les causaron lesiones que todavía hoy les traen problemas, y otros regresaron al islam debido a la presión. Aun así, Nemrut vio cómo Dios usó la persecución para fortalecer a los creyentes. «La persecución que sufrieron los hermanos y nosotros hizo que los creyentes aquí fueran más fieles y tuvieran más fe en el Señor», dijo.

Nemrut dejó el partido político kurdo en 2001. Después de abrazar abiertamente a Cristo, no sentía que pudiera permanecer en el partido como cristiano. Dejar el partido le costó su trabajo, tuvo que arreglárselas como comerciante independiente, llevando mercancías dentro y fuera de una ciudad en la frontera entre Iraq e Irán. Aunque para Nemrut eso significó descender un paso en el trabajo, finalmente, lo condujo a su siguiente actividad.

Contrabandista de Biblias hacia Irán

Había tres tipos de artículos que el gobierno de Irán no quería que entraran a su país: armas, drogas y Biblias. Nemrut nunca tuvo la intención de comenzar a traficar con bienes ilegales, pero la Biblia había cambiado tan dramáticamente su vida que quería compartirla con otros. Compró las 35 Biblias en farsi disponibles en la Sociedad Bíblica y audazmente escribió su nombre y número de teléfono dentro de cada una antes de enviarlas a Irán.

Cuando las personas que habían recibido las Biblias lo contactaban con preguntas, Nemrut los invitaba a reunirse con él en la ciudad fronteriza donde vivía. Les enseñaba todo lo que podía acerca de Jesús para prepararlos a regresar a Irán y compartir el evangelio. A los que les enseñaba, a menudo regresaban, y traían a otros a aprender acerca de Jesús. «Mi casa se convirtió en un centro para el pueblo kurdo de esta ciudad y el pueblo kurdo de Irán», dijo.

Debido a que él mismo había sido perseguido, sabía lo que los nuevos creyentes podrían enfrentar. Les dijo que podrían ser golpeados si seguían a Jesús, pero que no sería más de lo que Jesucristo mismo experimentó.

Además de su trabajo con la Biblia, Nemrut también dirigía una pequeña iglesia en su ciudad natal. En 2010, plantó otra iglesia en una ciudad vecina.

Otros pronto se interesaron en apoyar el trabajo de Nemrut y en proporcionar más Biblias en farsi. Durante 10 años, Nemrut envió alrededor de 310 000 Biblias a Irán, hasta que la vigilancia del gobierno iraní lo obligó a detenerse en 2015.

Cuando el autoproclamado Estado Islámico (ISIS) invadió la cercana ciudad de Mosul en 2014, la región del Kurdistán se volvió más peligrosa, y los cristianos en la aldea de Nemrut enfrentaron nuevas dificultades. A menudo, aparecían extraños en su patio que amenazaban a la familia, y él recibía amenazas personales cada semana.

Nemrut y su esposa estaban profundamente preocupados. Después de orar al respecto por un tiempo, su esposa le dijo que necesitaban abandonar Kurdistán. «No puedes obligarlos a aceptar a Jesús», le dijo a su esposo. Nemrut estuvo de acuerdo, pero siguieron orando y por la mañana se dieron cuenta de que estaban equivocados. Necesitaban quedarse.

Poco después de que tomaron la decisión de quedarse en Kurdistán, una iglesia kurda en Erbil llamó y preguntó si Nemrut querría asumir el cargo de pastor porque el pastor actual había elegido abandonar el país. Aunque sería un desafío, Nemrut sintió la guía del Señor y aceptó pastorear la iglesia. El cambio de ubicación también le permitiría a su familia vivir en un lugar más seguro, fuera del foco de atención de su pueblo.

Nemrut pastoreó la iglesia durante unos tres años. Trabajó duro para discipular a los creyentes que algún día podrían dirigir la iglesia ellos mismos. Cuando llegó el momento de que Nemrut volviera a cambiar de lugar de residencia, los creyentes maduros pudieron hacerse cargo. Hoy, la iglesia kurda de Erbil se reúne para adorar todos los viernes, a enseñar la Biblia los sábados y a orar todos los lunes. Cada dos viernes, las iglesias kurdas de las áreas circundantes se les unen para adorar.

La vida no es fácil para los creyentes kurdos. Si bien muchos kurdos musulmanes continúan volviéndose a Cristo, la situación política incierta y la falta de empleo han llevado a muchos miembros de la iglesia ya de tiempo a abandonar el país. El gobierno local no está seguro de cuánta libertad dar a los evangélicos, quienes son vistos como forasteros que no se adaptan a las ideas religiosas tradicionales.

Aunque los desafíos permanecen, la visión de Nemrut de llegar al pueblo kurdo permanece intacta, y continuará compartiendo [con ellos] la historia de Jesús que leyó por primera vez en el libro de su viejo amigo Lucas.

Kurdo iraquí militante se convierte en evangelista y contrabandista de Biblias
Categorías: Historia