La tumba de Danjuma Shakaru todavía está vacía. Los aldeanos habían cavado el lugar de descanso final del niño de 13 años después de que fue gravemente herido durante un ataque el 28 de enero de 2015 en su aldea. Cuando vieron su cuerpo destrozado y sin vida cubierto de sangre, esperaban que estuviera muerto. Pero Dios tenía otros planes.

Tres meses después del atentado, el rostro de Danjuma está marcado por horrendas cicatrices donde le arrancaron el ojo derecho… y por una sonrisa radiante

Los recuerdos de Danjuma del ataque comienzan con los disparos que escuchó alrededor de las 6 a.m. un miércoles por la mañana. Recuerda haber corrido para salvar su vida y después ser confrontado por algunos de los más de 1000 insurgentes islámicos que atacaron su aldea cristiana, quemando casas y matando a aldeanos que no lograron escapar. Aunque sus recuerdos del ataque están incompletos, una cosa que nunca olvidará es el dolor causado por un machete rebanando el lado izquierdo de su cabeza.

El resto del ataque, por la gracia de Dios, no lo recuerda.

«Entonces me encontré en esta situación —dijo—. No puedo recordar cómo continúa la historia de nuevo».

BRUTALIDAD ATERRADORA

Danjuma no recuerda cuando los atacantes le cortaron el brazo izquierdo con un machete. No tiene memoria de que le cortaran el ojo derecho. Y no recuerda que le cortaran los genitales.

boy stands outside with his mother

Danjuma se encuentra entre los miles de nigerianos que han sido tratados con crueldad en los violentos disturbios, atentados con bombas y redadas en las aldeas desde 1999, cuando los islamistas comenzaron su campaña para establecer la ley y un territorio islámicos en el norte. La insurgencia se intensificó en 2009 con el surgimiento del grupo extremista Boko Haram.

De acuerdo con el grupo de investigación Joshua Project, casi el 51% de los 177 millones de personas en Nigeria son cristianas. Más del 43% de la población es musulmana, mientras que otros practican una de varias religiones étnicas.

A pesar de lo que ha sufrido, Danjuma está seguro de que Dios todavía tiene el control. No está enojado en contra de sus atacantes.

«No hay ningún problema —dijo—. He permitido que Dios se encargue de todo».

Danjuma no solo ha perdonado a sus atacantes, sino que casi siente lástima por ellos por la condición de sus corazones.

«Los perdono porque no saben lo que están haciendo —dijo, haciendo eco de las palabras de Cristo—. Si tuvieran amor, no se comportarían de esa manera».

Tras el ataque, que dejó 23 aldeanos muertos y 38 heridos, los sobrevivientes comenzaron a cavar tumbas para los muertos. Los aldeanos habían pasado junto al cuerpo de Danjuma y supusieron que estaba muerto, pero más tarde lo escucharon llorar y gritar. De alguna manera había recuperado la conciencia. Lo transportaron a él y a otras personas con heridas graves a la ciudad más cercana, a unas 15 millas de distancia.

«No podían creer que el niño hubiera vuelto a la vida después de todo esto —dijo Hadila Adamu, gerente del hospital donde fue tratado—. Sangraba tanto. Es un milagro. Por eso se llama a sí mismo: “Milagro”».

UNA ALEGRÍA DESAFIANTE

Antes de la incursión, Danjuma era un típico niño nigeriano. Vivía con su madre viuda y disfrutaba jugar con amigos. A menudo iba de pesca con los pescadores de su pueblo. Fue después de uno de estos viajes que ocurrió el ataque.

Si bien los atacantes le robaron tanto a Danjuma, no pudieron quitarle su alegría, la cual todavía es evidente en su rostro y en su voz.

«El gozo viene del Señor», dijo.

Danjuma dijo que su relación con Dios solo se ha fortalecido desde el ataque. Continúa orando regularmente y buscando la guía de Dios.

«Dios continúa guiándome y protegiéndome», dijo.

La vida de Danjuma es muy diferente ahora. Un catéter se extiende desde la parte inferior de su abdomen, drenando la orina en una bolsa que debe llevar mientras camina. Depende plenamente de Dios, de su madre y del cuidado de los demás a su alrededor.

VOM está ayudando a garantizar que la vida de Danjuma sea lo más completa posible por medio de apoyar a su madre con los gastos médicos y su cuidado. Danjuma les pide a los que apoyan a VOM que oren por que su fe continúe creciendo.

«Si ellos escuchan la historia, deben orar por mí, por mi [corazón roto] y por que tenga fuerza para servir al Señor», dijo.

Danjuma espera que cualquier niño que lea su historia recuerde que Cristo puede ayudarlos a atravesar cualquier prueba.

«Si se encuentran en una situación difícil, deben abrazar a Dios —dijo, todavía sonriendo—. Deben creer que el Dios que nos creó sabe todo sobre nosotros, así que seamos fieles y seamos amables. La forma en que me encuentro hoy […] Dios sabe la razón por la que debo ser [como soy], así que ustedes deben abrazar a Dios y aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador personal».

Niño sobrevive al ataque de insurgentes islámicos contra aldea nigeriana
Categorías: Historia