Mientras Rebekah estaba parada en una colina a las afueras de su aldea nigeriana un día caluroso de 2014, no pudo hacer nada más que ver cómo su casa y su iglesia se quemaban hasta los cimientos.

Ella y sus vecinos quedaron devastados al ver su aldea en llamas e impotentes para defenderse de los militantes de Boko Haram fuertemente armados que habían causado la destrucción. Pero para Rebekah eso no fue lo peor; más tarde se enteró de que su esposo y uno de sus hijos habían muerto en el ataque.

Siete meses después de que la vida de Rebekah fuera tan radicalmente alterada por el ataque islamista, fuerzas militares nigerianas expulsaron a Boko Haram de la región. Aunque la destrucción fue generalizada, las autoridades gubernamentales permitieron que Rebekah y los otros aldeanos regresaran a los restos carbonizados de sus hogares para reclamar lo que quedaba. Mientras revisaba con cuidado entre las cenizas, el corazón de Rebekah se llenó de esperanza al descubrir su quemada, pero aún utilizable, Biblia.

Se inclinó, la recogió cuidadosamente y le sacudió las cenizas. «Gracias, Señor», suspiró. Aunque partes de Génesis y Apocalipsis estaban quemadas, el resto de su Biblia sobrevivió intacta. Mientras continuaba llorando la pérdida de su esposo, un hijo, su hogar y su iglesia, la carbonizada Biblia fue una fuente de gran consuelo.

«Cada vez que abro mi Biblia durante mis estudios, me recuerda la fidelidad de Dios —dijo—. Ver las cenizas de algunas [páginas] que ya no puedo leer hace que la Palabra de Dios esté más viva en mi corazón».

Nigerian girl reads a burned bibleRebekah dijo que recibe un aliento especial de los versículos que describen al Señor como esposo de las viudas. «Siempre busco al Señor para cada necesidad», dijo. Pero ella considera principalmente el libro de Job en busca de consuelo. Dijo que la ayudó a darse cuenta de que su relación con Dios es todo lo que realmente tiene.

«Job dijo: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá” —explicó—. Él no vino con nada y nunca le reclama a Dios por nada. El Señor dio, y el Señor quitó».

Rebekah todavía elige usar su Biblia quemada hoy. Si bien sería bueno [tener] una nueva, su Biblia quemada la ha ayudado a superar tiempos difíciles. Es la Biblia que le dio su iglesia cuando ella y su esposo se casaron, y es la Biblia que les leían a sus hijos todos los días.

Los perseguidores con frecuencia tratan de debilitar la fe de los cristianos al tomar o destruir sus Biblias. Y muchos otros creyentes no poseen un ejemplar de la Palabra de Dios en el cual buscar la guía y el consuelo de Dios mientras enfrentan persecución.

Incluso en los países comunistas e islámicos donde los gobiernos castigan severamente a cualquiera que sea sorprendido con una Biblia, los creyentes todavía nos piden regularmente que se las enviemos. Y La Voz de los Mártires está comprometida con suplir esta necesidad de Biblias en las áreas más peligrosas y restringidas del mundo. En los últimos años hemos distribuido más de 1 millón de Biblias cada año, y no nos detendremos hasta que cada creyente tenga una.

A pesar del daño causado por el fuego, Rebekah se aferra a su preciado ejemplar de la Palabra viva de Dios y está agradecida de que haya sobrevivido al ataque de Boko Haram. «Eso es a lo que todavía me estoy aferrando», dijo.

Boko Haram ataca aldea nigeriana, Biblia quemada encontrada entre las cenizas
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