Tulu Mosisa era solo un simple campesino que amaba al Señor. Trabajaba en la remota aldea de Nensebo Chebi en el sur de Etiopía con el fin de mantener a su esposa y cinco hijos, quienes permanecían en casa en otra aldea. También asistía a los servicios de una iglesia protestante allí: la Iglesia Bautista Kale Hiwot.

Durante el servicio regular del domingo por la mañana, mientras Mosisa y sus hermanos y hermanas cristianos estaban orando, hombres armados con cuchillos y machetes irrumpieron en el edificio de la iglesia. Al mismo tiempo, como a media hora de camino, en la Iglesia Bautista Birhane Wongel, más hombres armados interrumpieron el servicio. Eran musulmanes militantes encomendados por sus creencias religiosas de limpiar de cristianos la zona dominada por musulmanes.

Mosisa había ido a la iglesia esa mañana solo —su familia no estaba con él— pero la congregación estaba compuesta de personas de todas las edades, lo cual incluía mujeres y niños. Los creyentes observaron indefensos cómo sus atacantes aseguraron todas las puertas y ventanas, y luego vinieron contra ellos con sus armas.

“Allahu Akbar!” (¡Allah es grande!)”, gritaban los atacantes mientras blandían sus cuchillos y machetes. La gente estaba indefensa; gritaron y corrieron en todas direcciones para evitar a sus asaltantes, pero por lo menos veintitrés fueron heridos, dos de ellos incluso perdieron sus manos. Mosisa murió cuando un atacante blandió en su contra un machete que casi lo decapitó. La violencia finalmente cesó cuando llegaron miembros de la milicia local y ahuyentaron a los hombres. Varios sospechoso fueron arrestados, pero ninguno de los atacantes fue identificado de manera oficial.

En el momento del ataque, 45% de la población de Etiopía era musulmana, y practicaban una versión supuestamente tolerante del islam. Sin embargo, según el Consejo Supremo de Asuntos Islámicos Etíopes, los musulmanes etíopes han sido cada vez más influenciados por el islam wahabí. El wahabismo se basa en la enseñanzas de Muhámmad al-Wahhab, quien vivió en el siglo dieciocho, y es una secta extremista del islam que busca reinstalar un islam puro históricamente que se adhiera solamente a las enseñanzas originales del profeta Mahoma. Por lo tanto, rechaza todo lo moderno y secular, lo cual incluye la reinterpretación del Corán. Se opone a los movimientos de reforma musulmana de los siglos diecinueve y veinte que han buscado reinterpretar partes de la ley islámica para acercarla más a los estándares occidentales. Según los musulmanes wahabíes, el suyo es el único islam verdadero. Cualquier otra forma de islam es un camino falso, y los musulmanes que practican otras formas de islam no son musulmanes verdaderos.

Se requiere valentía y fuerza todos los días —confianza y esperanza inquebrantables en el Señor— para vivir sabiendo que cada día podría ser el último. La dedicación de Tulu Mosisa a su fe fue evidente en su vida; y su ejemplo, a través de su muerte, se extendió a su familia. Cuando su esposa, Chaltu Waga, recibió la visita de una organización cristiana de apoyo después del incidente, los saludó con sonrisas y entusiasmo. «Dios es grande», proclamó en el idioma local. Aunque estaba deshecha por la muerte de su marido, explicó cómo había sido animada grandemente por las visitas de sus amigos cristianos. Dijo de su marido: «Aunque es doloroso, entiendo que lo mataron por su fe».

Jesús dijo: «Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre» (Marcos 13:13). A veces ese aborrecimiento se manifiesta en la muerte corporal del creyente. Tulu Mosisa, no tenía miedo de morir. Vivió con valentía y se siguió reuniendo de manera regular con otros creyentes, aunque le costó la vida, porque conocía la promesa de su Señor que dice: «Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo» (Marcos 13:13).

Historias de mártires cristianos: Tulu Mosisa
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