En junio de 1900, una feroz reacción nacionalista en China contra los misioneros cristianos y las iglesias cobró más de treinta y dos mil vidas. Las peores masacres se produjeron en la provincia de Shanxi, en el norte. Lizzie Atwater, embarazada, escribió una memorable carta a casa antes de que ella y otras seis personas fueran martirizadas.

Amados, anhelo ver sus queridos rostros, pero me temo que no nos encontraremos en la tierra. Me estoy preparando para el final con mucha calma y tranquilidad. El Señor está maravillosamente cerca, y no me fallará. Estaba muy inquieta y emocionada mientras parecía haber una posibilidad de vida, pero Dios me ha quitado ese sentimiento, y ahora solo oro por la gracia para afrontar el terrible final con valentía. El dolor pronto terminará, y ¡oh, la dulzura de la bienvenida en lo alto! Mi pequeño bebé irá conmigo. Creo que Dios me lo dará en el cielo y mi querida madre se alegrará mucho de vernos. No puedo imaginar la bienvenida del Salvador. Oh, eso compensará todos estos días de incertidumbre. Queridos, vivan cerca de Dios y aférrense menos a la tierra. No hay otro camino por el que podamos recibir esa paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Debo mantener la calma y la tranquilidad en estas horas. No me arrepiento de haber venido a China.

El 15 de agosto de 1900, los soldados sacaron a Atwater y a otras diez personas de la relativa seguridad de un pueblo cercano y los mataron, mutilándolos con sus espadas y arrojando los cuerpos a un pozo.

Historias de mártires cristianos: Lizzie Atwater
Categorías: Historia