Keo no se sorprendió por la decisión de los líderes de la aldea. De alguna manera, lo esperaba.

Keo, su esposa y sus cinco hijos se hicieron cristianos en el comunista Laos en 2011, y se les han negado las necesidades básicas desde entonces. Los líderes de la aldea incluso les impidieron acceder al sistema público de agua.

Laos es una zona volátil para los cristianos, ya que el evangelio ofende a las prácticas espirituales tradicionales y animistas del país. La conversión al cristianismo es vista como un rechazo de la familia y la tradición; se cree que enfurece a los espíritus vinculados a la adoración de ancestros e ídolos. Los cristianos a menudo son acosados y desalojados de sus hogares y aldeas. Se les niegan oportunidades de educación y trabajo, y a veces son arrestados y obligados a negar su fe.

A pesar de las dificultades, Keo y su familia se niegan a abandonar a Cristo. «Sabía que convertirme en cristiano sería difícil y que tendría persecución», dijo Keo.

CONVENCIDOS DEL PODER DE DIOS

Keo y su familia se convirtieron en creyentes después de presenciar el poder de la oración. El hijo de Keo, Khamphuy, de 12 años en ese momento, había luchado con su respiración durante meses. Keo gastó todo su dinero en médicos espirituales, quienes le dijeron que matara a ciertos animales para expiar las malas acciones que podrían haber causado la enfermedad del niño. A medida que la condición de Khamphuy empeoró, Keo lo llevó a un hospital. Aún así, los médicos no pudieron ayudarlo.

La cuñada de Keo, una cristiana que sabía sobre la enfermedad de Khamphuy, le presentó a Keo un líder cristiano de su aldea. Desesperados por ayudar a su hijo, Keo y su esposa llevaron a Khamphuy a visitar al líder. El líder cristiano y otros creyentes del lugar pusieron sus manos sobre Khamphuy y oraron. Durante los días siguientes, la condición de Khamphuy mejoró. Al ver a Dios obrar en la vida de su hijo, Keo se interesó en el cristianismo y pronto aceptó a Cristo.

«Nos quedamos allí [durante una semana] y queríamos aprender más acerca de Dios —dijo Keo—. Queríamos aprender a adorar a Dios, cantar canciones y leer la Biblia».

Después de ser sanado, Khamphuy también se convirtió en cristiano. «Sé con exactitud que Dios me ayudó», dijo.

Después de que toda su familia vino a Cristo, Keo supo que enfrentarían persecución. Los líderes de su aldea acababan de anunciar que cualquiera que se convirtiera al cristianismo sería desterrado.

«Tendremos persecución, pero tenemos que confiar en Dios —le dijo Keo a su esposa—. No tememos al hombre que puede matar nuestro cuerpo, pero tenemos que temer a Aquel que puede matar nuestra alma».

Las noticias de la conversión de la familia se extendieron por toda su aldea. Cerca de veinte funcionarios de la aldea con vínculos con el Partido y Frente Patriótico Comunista visitaron su casa, y le exigieron a la familia que abandonara el cristianismo. Incluso prepararon un documento para que Keo lo firmara, en el que se afirmaba que había renunciado a su fe.

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«Sabes que esta religión es la religión del extranjero —le dijeron a Keo—. No es tu religión laosiana».

Keo y su esposa se negaron a firmar el documento. Después de presenciar el poder de Dios en la sanidad de su hijo, ¿cómo podrían negarlo?

Keo dijo que sus familiares están aceptando lentamente la verdad del cristianismo, pero temen la persecución que podrían enfrentar si aceptan a Cristo. Keo les asegura que el Dios de la Biblia estará con ellos.

«Antes, hacía muchas cosas para sacrificar a los espíritus malignos, pero los espíritus no nos ayudan —les dijo Keo—. Los espíritus malignos simplemente nos destruyen. Destruyen nuestros cerdos, nuestras gallinas y nuestro dinero. Si creemos en Dios, tendremos una fuerte ayuda. Cuando cultivemos arroz o cultivemos maíz, Dios nos bendecirá. Dios nos protegerá a nosotros y a nuestros cultivos».

SERVIR EN MEDIO DEL PELIGRO

Keo y su esposa están viendo a Dios operar en la vida de las personas mientras comparten activamente el evangelio. Su hogar es ahora una iglesia casera para las etnias Khmu, Lahu y Akha. Algunos creyentes caminan kilómetros cada domingo para asistir a los servicios. El interés en el cristianismo está creciendo silenciosamente. En 2015, Keo llevó a más de veinticuatro personas de diversos orígenes a Cristo.

Keo dijo que hay sesenta aldeas Khmu «más grandes» en su distrito, con una población combinada estimada de alrededor de cincuenta mil. Distribuye radios de onda corta, proporcionados por VOM, para que la gente pueda escuchar programas cristianos en khmu. VOM también ayuda a proporcionar capacitación vocacional y ministerial para los líderes de la iglesia del área.

Los obreros de VOM están preocupados por la seguridad de Keo, por lo que tienen cuidado de proporcionar ayuda sin llamar demasiado la atención. Un laosiano con una pasión similar por Cristo desapareció recientemente.

Keo continúa poniendo su confianza en el Señor y sabe que su futuro está en las manos de Dios.

«Por favor, oren para que tenga una fe fuerte y siga a Dios y sepa cómo guiar a mi familia a caminar con Dios —dijo—. Oren por que las personas que me rodean conozcan a Dios a través de mi vida».

Familia laosiana acepta a Cristo después de que su hijo es sanado milagrosamente
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