La pareja aterrorizada se aferró el uno al otro dentro de su casa de una habitación mientras la multitud de musulmanes enojados afuera gritaba insultos y amenazas: «¡Han quemado el Sagrado Corán! ¡Les daremos una lección!». Shama lloraba mientras su esposo, Shahzad, la rodeó fuertemente con sus brazos y comenzó a orar.

A las seis de la mañana, más de quinientos musulmanes se reunieron fuera de la casa de la joven pareja cerca del horno de ladrillos donde trabajaban como jornaleros en régimen de servidumbre. El marido de Shama no podía creer que los acontecimientos de los últimos meses hubieran llegado a esto.

LOS JORNALEROS EN RÉGIMEN DE SERVIDUMBRE DE LOS HORNOS DE LADRILLOS PAQUISTANÍES

Shahzad, su padre y cuatro hermanos se mudaron al horno de ladrillos cerca de Kot Radha Kishan, Pakistán, en el año 2000, cuando Shahzad tenía 16 años. Como cristianos pobres (la clase social más baja de Pakistán), tenían pocas opciones de empleo. Si bien el trabajo en el horno de ladrillos era agotador, por lo menos les proporcionaba comida y un lugar para dormir. Sin embargo, como ocurre a menudo con los cristianos pobres en Pakistán, la familia pronto se endeudó con el propietario del horno de ladrillos. Las deudas finalmente se transmiten a los hijos, dejando a muchas familias esclavizadas de por vida.

Aunque la familia de Shahzad era cristiana, su padre, Nazar, se hizo amigo de los musulmanes que vivían cerca del horno. A menudo leía el Corán con ellos e incluso practicaba algunos rituales musulmanes, por lo que muchos lugareños supusieron que se había convertido al islam.

En 2006, Shahzad se casó con Shama, una cristiana consagrada. Shama amaba al Señor e incluso pintó una cruz blanca brillante en la puerta de su habitación alquilada en el horno de ladrillos. Oraban juntos por la mañana y por la noche, y se reunían para orar dos veces al mes con las otras diez familias cristianas que trabajaban en el horno.

pidió muchas veces que dejara de hacerlo. «Somos hijos e hijas de Dios —le dijo—. Jesús es nuestro Salvador; solo creemos en Él. Renuncie a esta obra y ruegue al Señor que lo perdone». Ella y Shahzad oraban por Nazar con regularidad, y, finalmente, en 2013, dejó de participar en los rituales musulmanes. Se unió a su hijo y a su nuera para las oraciones diarias y les contó a todos acerca de su amor por Jesucristo.

El cambio en Nazar no pasó desapercibido en la comunidad y algunos pensaron que Shama había convertido a Nazar del islam al cristianismo. Muchos en el horno, incluidos el propietario y su auxiliar administrativo, ya estaban resentidos con Shama porque no trabajaba en el horno. Shahzad no la dejaba porque temía que los hombres se aprovecharan de ella.

En octubre de 2014, Nazar se puso muy enfermo. Shahzad y sus hermanos no pudieron pagar el tratamiento, por lo que le pidieron un préstamo al propietario del horno. Se negó. Al no tener otra opción, Shahzad y sus hermanos llevaron a su padre enfermo a un hospital del Gobierno en Lahore, donde podría ser tratado de forma gratuita. Shahzad faltó varios días al trabajo y su padre murió a finales de octubre. Cuando Shahzad regresó a casa, el propietario del horno y el auxiliar administrativo golpearon severamente a Shahzad por haber faltado al trabajo.

Él y Shama decidieron que ya no podían vivir en el horno. «Díganos cuánto le debemos —le dijeron al propietario del horno—. Lo devolveremos y nos iremos de su horno de ladrillos».

El propietario y el auxiliar administrativo no querían que la pareja cristiana quedara libre, por lo que idearon un plan. Sabían que acusarlos de profanar un Corán haría que los golpearan, los encarcelaran bajo las leyes de blasfemia de Pakistán o algo peor.

EL ATAQUE DE CUATRO HORAS

A las 5:30 a. m. del 4 de noviembre, el auxiliar administrativo y algunos musulmanes del horno fueron a ver al líder de la mezquita local y le dijeron que la pareja cristiana había quemado un Corán. Entonces, el líder de la mezquita anunció la ofensa a la aldea por los altavoces y, de inmediato, una multitud comenzó a rodear la casa de Shahzad y Shama.

La aterrorizada pareja cerró la puerta con llave mientras la multitud gritaba exigiendo su muerte y golpeaba la puerta. Pronto, algunos de la turba se subieron al techo de paja de la casa de Shahzad, hicieron un agujero y descendieron a la habitación para abrir la puerta. Arrastraron a la pareja fuera de la casa y comenzaron a golpearlos. Luego, los llevaron a la oficina del auxiliar administrativo del horno de ladrillos, donde el propietario y el auxiliar administrativo los golpearon nuevamente. Shahzad y Shama suplicaron por sus vidas, pero la paliza continuó a pesar de que Shama estaba embarazada de su cuarto hijo.

Después de golpear tanto a la pareja que les rompieron las piernas, los enfurecidos musulmanes los ataron detrás de un tractor y los arrastraron por el patio del horno durante más de treinta minutos. La multitud se burlaba de ellos y los miembros de la familia de Shahzad observaban con horror. Mientras tanto, desde los altavoces de la mezquita zumbaban mensajes de odio del líder que decía que la pareja cristiana debía recibir una lección.

Cuando el conductor del tractor vio que Shahzad y Shama estaban inconscientes, viró hacia los hornos de ladrillos. Entonces, la turba metió sus cuerpos en unos agujeros de ventilación sobre el horno. Los informes de la autopsia mostrarían más tarde que ambos murieron quemados, siendo que estaban vivos cuando los metieron en los agujeros de ventilación. El ataque duró cuatro horas.

NO SE ENCONTRÓ EVIDENCIA DE LA QUEMA DEL CORÁN

Aunque la policía local estuvo presente durante el ataque, no hicieron nada para detenerlo. Sin embargo, más tarde arrestaron a setenta y seis personas relacionadas con los asesinatos y registraron un caso contra más de cuatrocientas personas involucradas. A todos los arrestados se les negó la libertad bajo fianza y están detenidos hasta el juicio, incluido el propietario del horno de ladrillos y el auxiliar administrativo.

La policía también señaló que no había pruebas de que Shama o Shahzad hubieran quemado ninguna parte del Corán. Los políticos musulmanes, incluido el miembro del Parlamento de la zona, condenaron enérgicamente los asesinatos.

Cansados de la violencia recurrente contra los cristianos y la respuesta inadecuada del Gobierno, algunos paquistaníes han pedido un cambio en las infames leyes de blasfemia del país, en virtud de las cuales los cristianos a menudo son perseguidos por cualquier persona que tenga una queja en su contra.

En este caso, el Gobierno paquistaní prometió sostener financieramente a los hijos y familiares de la pareja, y lo ha hecho. Los tres hijos de Shahzad y Shama, todos menores de seis años en el momento en que sus padres fueron asesinados, viven con su abuelo en otra aldea. Los obreros de VOM continúan visitándolos para ver cómo están.

VOM también ha ayudado a las otras familias cristianas que trabajaban en el horno de ladrillos. Después del arresto del propietario, el horno fue cerrado y sellado, dejando a los cristianos sin ingresos. Habían huido durante el ataque, dejando atrás todo lo que tenían. En Navidad, los obreros de VOM les llevaron comida, mantas y ropa.

Cuando los obreros de VOM les preguntaron a las familias qué era lo que más necesitaban, no pidieron apoyo financiero, sino que pidieron mototaxis, que les permitirían mantener a sus familias por medio de iniciar un pequeño negocio. En febrero de 2015, VOM le proporcionó a cada familia un mototaxi.

Cristianos paquistaníes asesinados por una turba de más de 500 musulmanes
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