Noventa y nueve por ciento de los 80 millones de ciudadanos turcos son musulmanes, mientras que se cree que solo 7000 son cristianos evangélicos. Entre esa pequeña minoría se encuentra un hombre llamado Baris Ozturk, quien perdió a su familia y su fuente de ingresos cuando dejó el islam y ha dedicado su vida a hablar de Jesucristo con la gente de Turquía.

Era un día de trabajo ordinario cuando Baris encontró la Biblia que una mujer había dejado en su tienda de electrónica en Florida.

Como era un musulmán devoto rezaba cinco veces al día y se reunía con otros musulmanes todos los viernes por la noche para discutir sobre el Corán. Había venido a los Estados Unidos desde Turquía para obtener su maestría, y después de lograrlo se quedó en los Estados Unidos para trabajar. Baris administraba varias tiendas de electrónica exitosas y llevaba una vida cómoda con su esposa y sus dos hijos.

Pero cuando Baris encontró la Biblia en su tienda se sintió impelido a recogerla y echarle un vistazo a sus enseñanzas. Quedó inmediata y profundamente conmovido por las palabras de Jesucristo en el Evangelio de Juan, capítulos 13 al 18. «Es el discurso de la Última Cena —dijo—. [Jesús] les expone todo: de dónde viene, milagros, lo que los discípulos necesitan esperar, el Espíritu Santo, por qué su sangre fue derramada, todo».

Al igual que muchos otros musulmanes que se sienten atraídos por Cristo, Baris comenzó a tener visiones mientras exploraba el cristianismo. En una de ellas, Jesús le fue revelado como el Dios Creador, y en otra Baris sintió Su amor inexplicable. Después de varias semanas de oración y estudio, Baris se arrodilló para profesar su fe en Jesucristo.

Cuando le dijo a su esposa que se había convertido al cristianismo, su respuesta fue inmediata e inflexible: le exigió el divorcio, tomó a sus hijos y se fue a Turquía.

“LOS CRISTIANOS ESTÁN LOCOS”

Aunque quedó devastado por el rechazo de su esposa y la pérdida de sus hijos, Baris todavía estaba decidido a contarle a su hermano sobre su nueva fe durante una visita a Turquía. Pero la única respuesta de su hermano fue acompañarlo a un médico al día siguiente. Si bien esperaba que fuera una consulta de media hora en la que tendría la oportunidad de compartir su fe, lo internaron en un hospital psiquiátrico y lo medicaron con drogas psicotrópicas.

Después de dos semanas y varias reuniones con el liderazgo del hospital, Baris finalmente los persuadió de que dejar el islam por el cristianismo no significaba que estuviera loco. Aún así, en las audiencias de divorcio, su esposa usó su estadía en el hospital psiquiátrico como evidencia de que no era un padre apto.

Si bien Baris sabía que sus padres verían dejar el islam como una traición a la familia, todavía quería reunirse con ellos en persona para contarles sobre su visión y su fe en Jesucristo. Reaccionaron como él esperaba. Cuando su padre amenazó con desheredarlo, Baris le dijo: «Incluso puedes matarme y no cambiaré de opinión». Su madre se desmayó.

En 2015, Baris regresó a Turquía y solicitó la custodia a tiempo parcial de sus hijos. En una de sus comparecencias en la corte, su excuñado lo confrontó en la calle, lo maldijo y lo golpeó. «¿Cómo te atreves a venir aquí? —gritó—. ¡Este tipo es un misionero y maldijo a Mahoma!». Esto lo exclamó delante de los muchos musulmanes que pasaban de camino y de regreso de las oraciones del viernes. Tales acusaciones pueden tener graves consecuencias en Turquía donde a veces se supone erróneamente que los misioneros tienen motivos políticos.

A city in Turkey

Durante otra comparecencia ante el tribunal, el exsuegro de Baris le dio un puñetazo en la cara dentro de la sala del tribunal. Al principio, Baris consideró presentar cargos, lo cual podría haberlo ayudado en su caso de custodia, pero no sintió paz al respecto. «Jesús dijo: “Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra”», dijo.

El tribunal finalmente le otorgó a Baris el derecho de visitar a sus hijos, pero su exesposa a menudo pone excusas, cambia de planes o se salta las visitas por completo. Baris trata de verlos tan a menudo como puede, pero cree que su madre los ha alejado de él.

El trabajo para el señor en turquía

Cuando regresó a Turquía, Baris comenzó a ayudar en una organización que distribuye materiales cristianos y conecta a los turcos interesados con los cristianos locales. Después de muchos años enfocado en hacer crecer un negocio para beneficio personal, sus prioridades han cambiado. «Quiero trabajar para el Señor», dijo. Cada semana, él y su equipo distribuyen Biblias a lo largo de Turquía a las personas que las han solicitado. También visitan a los nuevos creyentes y a los que han preguntado sobre el cristianismo.

Hay ochenta ciudades en Turquía con poblaciones mayores a los cien mil habitantes. Cuarenta de esas ciudades no tienen una iglesia evangélica, y algunas no tienen ni siquiera un creyente conocido. Baris ve que existe la necesidad crítica de que haya una iglesia en cada ciudad, y explica que cuando los turcos vienen a Cristo a menudo están solos. «Cuando están solos es realmente difícil permanecer en la fe», dijo.

Él cuida de algunos de los creyentes a través de internet para que no se sientan tan solos. «Necesitan llegar a un nivel en el que puedan resistir solos —dijo—. El ministerio requiere trabajo constante y oraciones».

Internet les proporciona a los turcos un lugar para hacer preguntas que tal vez no se sientan cómodos de hacer a alguien a quien conocen. Muchos tienen preguntas generales acerca de por qué hay maldad en el mundo y por qué Dios no interviene en situaciones dolorosas. Baris es capaz de empatizar por medio de compartir su propia historia de rechazo familiar y cómo fue separado de sus hijos.

Los chats en vivo son especialmente efectivos; las personas pueden hacer preguntas y recibir una respuesta inmediata de Baris o de un compañero de trabajo, seguida de una discusión más profunda sobre la fe. En un periodo de seis meses, cuarenta personas pusieron su fe en Cristo. «Tenemos personas que vienen a Cristo por teléfono y en los chats en vivo», dijo. Baris entrena y alienta a los nuevos creyentes, mientras trabaja hacia la meta de ver una iglesia en cada ciudad turca.

La lealtad cultural de Turquía a los valores islámicos lo ha convertido en un lugar históricamente desafiante para los cristianos, y los cambios políticos recientes lo han hecho aún más difícil. Tras un intento de golpe de estado en 2016, el gobierno colocó al país bajo un estado de emergencia que duró dos años. Y su liderazgo actual parece estar más influenciado por la ideología islámica que el gobierno anterior. «Tenemos que ser cuidadosos», dijo Baris.

A pesar del aumento del riesgo, Baris sigue comprometido con su obra para el Señor. Continúa entrenando a nuevos creyentes, respondiendo preguntas en línea y manteniéndose involucrado en su iglesia local, donde muchos de sus miembros son exmusulmanes. Su iglesia también ha plantado tres iglesias caseras. Baris perdió el amor de su familia y renunció a sus negocios, pero a cambio ha ganado propósito en la Tierra y vida eterna en el cielo al poner su confianza en la verdad de Jesucristo. Ahora quiere que todos en Turquía tengan la oportunidad de escuchar esa verdad vivificante y llegar a la fe en Cristo.

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