Rodeado por cerca de 80 personas, incluyendo musulmanes; el pastor Pierre Lassane utiliza enormes hojas desgastadas para explicar el Evangelio. Todos se encuentran refugiados en esta antigua escuela primaria, ahora un campo para desplazados internos (CDI), tras huir de los terroristas islámicos que han atacado zonas de Burkina Faso en los últimos años. Los musulmanes que viven en el campo han sufrido mucho a manos de los islamistas, seguidores de su propia religión, lo que los ha hecho más receptivos al mensaje de esperanza de Pierre.

“Antes de que llegaran los terroristas, los musulmanes no querían escucharnos —dijo Pierre—. Si nos veían, no nos hablaban”. Ahora, cuando Pierre visita a los desplazados, ellos se acercan a escucharlo y ponen su fe en Cristo.

Aproximadamente 1.7 millones de personas en Burkina Faso se han visto obligadas a huir de los grupos islamistas que han invadido los países vecinos de Malí y Níger desde 2016. Y los militantes a menudo matan tanto a musulmanes como a cristianos.

Pierre también fue un ferviente musulmán. Pero en 1985, cuando tenía 21 años, su hermano mayor enfermó y los médicos no pudieron ayudarlo. Pierre y su hermano finalmente visitaron a un pastor, y después de que el pastor orara por su hermano, él sanó.

El pastor también compartía historias bíblicas que conmocionaban a Pierre. “Cuando el pastor predicó y narró la historia de Jesús, no fue la misma historia que leemos en el Corán”, dijo. La enseñanza del pastor abrió los ojos de Pierre a la verdad del Evangelio, y ese día puso su fe en Cristo.

Cuando empezó a hablar a los demás de su Salvador, Jesucristo, la mayoría de su familia y todo el pueblo lo rechazaron. El padre de Pierre lo echó a él y a su esposa de la casa que compartían, lo que obligó a la pareja a vivir en tierras que los lugareños consideraban malditas por espíritus malignos.

“Decían que no viviríamos ni una semana”, dijo Pierre. Cuando él y su esposa se enfermaron poco después de mudarse a esa tierra, la gente de la comunidad naturalmente creyó que se trataba de un ataque espiritual.

Pierre comenzó a ayunar y a orar, clamando a Dios para que interviniera. Poco más de dos semanas después, tuvo una visión en la que una serpiente mortal lo perseguía hasta que una luz brillante la hizo desaparecer. Luego, poco después de la visión de Pierre, un árbol que la comunidad creía que albergaba espíritus malignos se desplomó durante una tormenta. Pierre le prendió fuego al día siguiente, y en poco tiempo, él y su esposa se recuperaron por completo de su enfermedad. Debido a que no murieron, muchas personas de la aldea comenzaron a escuchar cuando él compartía el Evangelio.

En los años siguientes, Pierre realizó distintos trabajos en otras partes de Burkina Faso, así como en el vecino Camerún, pero se sintió llamado a la obra ministerial. En 2001, asistió a la escuela bíblica y luego regresó a su pueblo natal como ministro ordenado. Algunos en su aldea estaban dispuestos a escuchar el Evangelio, pero su padre, que practicaba una mezcla de islam y espiritismo tribal, todavía lo rechazaba.

Su padre nunca llegó a la fe en Cristo, pero Pierre perseveró en su trabajo ministerial, y con el tiempo, plantó cinco iglesias en el área alrededor de su aldea en Burkina Faso. Sirvió fielmente a esas iglesias durante años, hasta el día en que los terroristas atacaron.

Si bien los islamistas han atacado indiscriminadamente a musulmanes y cristianos en Burkina Faso, los cristianos han sido el objetivo principal de su campaña desde abril de 2019. En mayo de ese año, los militantes atacaron una aldea a unos 19 kilómetros de la casa de Pierre, matando a un pastor local y a cuatro diáconos. Los militantes a menudo atacan a los líderes eclesiásticos en Burkina Faso porque obstaculizan el establecimiento de un estado islámico.

Dos días después de ese ataque, unos cuarenta hombres armados llegaron en motocicletas a la aldea de Pierre alrededor de las 9 de la noche haciendo saber que buscaban al pastor de la aldea. Un amigo llamó inmediatamente a Pierre para advertirle. “Me dijo que querían matarme”, dijo Pierre.

La mujer de Pierre, que estaba cocinando, dejó todo y corrió junto con él al bosque. Desde su escondite, observaron cómo los hombres armados los buscaban en el pueblo. “No nos encontraron en nuestra casa —dijo Pierre—. Fueron a casa de nuestros vecinos y mataron a dos hombres”.

Pierre y su esposa lograron localizar a sus ocho hijos, pues algunos de ellos estaban cuidando a sus animales en los campos. Luego, la familia huyó a pie recorriendo cuarenta kilómetros hasta llegar a un lugar seguro.

Los islamistas atacaron decenas de aldeas en 2019, obligando a unas 60.000 personas de la región a huir de sus casas y buscar refugio más al sur, cerca de la capital de Burkina Faso, Uagadugú. Congregaciones enteras huyeron a pie, abandonando todas sus cosechas y ganado, sus principales fuentes de ingresos. “No pudimos llevar comida ni ropa, nada”, recordó Pierre, y agregó que él y su esposa no durmieron bien durante meses.

Las iglesias locales se vieron superadas por las necesidades de sus hermanos y hermanas en Cristo desplazados. Determinaron que una de las mejores maneras de ayudar a los pastores desplazados y a sus congregaciones era enseñarles cómo iniciar negocios pequeños y auto sostenibles que no requirieran una parcela de tierra.

Con la ayuda de VOM, los líderes de la iglesia burkinesa crearon un programa para capacitar a más de 140 pastores desplazados, incluido Pierre, en la cría de aves de corral. Los pastores asistieron a un curso de tres días en el que un profesor cristiano de una universidad agrícola local les enseñó a criar pollos. Después, todos los pastores recibieron algunos polluelos para comenzar el negocio.

pastor Pierre

Algunos de los pastores dicen que la avicultura los ha mantenido con vida puesto que ya no poseen campos para cultivar, y además les proporciona un ingreso para apoyar su trabajo ministerial. Después de meses viviendo como refugiados, Pierre y su familia finalmente encontraron una pequeña casa para alquilar a unos 100 kilómetros al norte de Uagadugú; ellos comparten su hogar con otras 20 personas desplazadas.

Pierre utiliza parte del dinero que gana en la avicultura para comprar combustible que le permite alcanzar a más personas con el Evangelio. Usando una Biblia en audio que recibió de VOM, él predica y enseña entre los refugiados de su ciudad. “La gente no tiene nada que hacer —agregó—, así que quieren escuchar la Biblia. Muchos están entregando su vida a Cristo”.

Sin embargo, incluso en la relativa seguridad de su nueva ubicación, Pierre todavía se encuentra ocasionalmente con militantes islámicos. “Hace tres días, fuimos a una aldea para evangelizar — dijo—. Cuando iba de regreso, terroristas y militares estaban disparándose. Entré a la zona donde estaban disparando. Había un enfrentamiento y no supe qué hacer”.

Mientras estaban atrapados en el fuego cruzado, un avión militar bombardeó a los militantes, lo que permitió a Pierre escapar. Dijo que este tipo de situaciones no le impedirán hacer el trabajo de evangelista, un papel que cree que Dios ha confirmado para su vida.

Antes de verse obligado a huir de su casa en mayo de 2019, Pierre tuvo un sueño sobre Esteban, el primer mártir. En el sueño, el Señor le decía que, aunque tendría dificultades, todavía no moriría. El sueño, dijo, terminó con una orden: “Quiero que continúes con tu ministerio”.

Así que, con sus enormes hojas de papel desgastadas en la mano, Pierre sigue adelante, comprometido a hacer todo lo posible para ayudar a que las personas desplazadas en Burkina Faso encuentren la esperanza eterna en Cristo. 

Un pastor desplazado alcanza a los desplazados
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