Huyendo de una oscuridad ancestral
Sierra Leona

Siendo niña en Sierra Leona, Milagros fue instruida por su abuela para invocar espíritus demoníacos y realizar rituales brutales para una sociedad secreta. Después de convertirse en seguidora de Jesucristo, su abuela trató de matarla.
Sentada en una casa que también funciona como edificio de una iglesia en la zona rural de Sierra Leona, Milagros Conteh, de 24 años, estaba a punto de compartir los secretos de su infancia que podrían hacer que la mataran. Pero entonces, aquellos que la matarían (miembros de una sociedad secreta a la que una vez perteneció), ya la estaban persiguiendo por abandonar sus filas para seguir a Cristo. Durante dos años, Milagros, conocida como Sassa hasta que llegó a la fe en Cristo a los 14 años, realizó rituales ancestrales que implicaban interactuar con demonios, lanzar hechizos y realizar mutilaciones corporales.
Aprendió los rituales de su abuela, quien dirige la sociedad secreta. En esos dos años, dijo Milagros, no sentía miedo de los espíritus malignos con los que interactuaba. De hecho, se sentía cómoda en su presencia.
“Dondequiera que iba, sentía la presencia de espíritus malignos a mi alrededor —dijo Milagros—. Nada en mí me hacía sentir que debía salir de eso porque yo nunca sentí algo como Dios en mí. Simplemente me metía más en eso”.
Marcada por un demonio
Más de la mitad de los sierraleoneses son musulmanes y cerca del 13% son cristianos. La mayor parte de la población restante practica religiones étnicas.
A pesar de esta adhesión pública a la religión, se estima que el 90% está alineado también con sociedades secretas que dominan todos los aspectos de la vida en Sierra Leona. En la pubertad, los niños a menudo son iniciados en la sociedad Poro y las niñas, en la sociedad Bondo, también conocida como Bundu o Sande.
Los líderes de estas sociedades tienen un poder local considerable, y los políticos nacionales incluso buscan su respaldo y prometen proteger sus rituales y costumbres. La mayoría de los políticos aprueban los rituales, y algunos apoyan financieramente las casas Poro y Bondo para garantizar que los rituales continúen en las zonas rurales de Sierra Leona. Creen que las sociedades ayudan a crear orden social y a preservar los valores culturales.
Las familias que se niegan a unirse o participar en las sociedades, incluidos los cristianos, son tratadas como parias. Se les niega cualquier papel en la toma de decisiones en su aldea.
Durante las ceremonias de iniciación Poro, los niños reciben cortes ritualísticos en la espalda, significando las marcas de los dientes de un espíritu demoníaco. Del mismo modo, las niñas que ingresan en Bondo sufren el ritual de la mutilación genital como iniciación a la feminidad. Nueve de cada diez niñas se someten a este ritual en Sierra Leona, que tiene la tasa más alta de mutilación genital femenina en África. Las mujeres que conducen estos ritos son veneradas y se cree que tienen poderes sobrenaturales.

Los líderes Bondo se disfrazan de demonios al realizar mutilaciones a la jóvenes como parte de su rito de iniciación.
Milagros nació en el seno de una familia musulmana y fue criada por su abuela desde niña. Su abuela es una zowei, una líder Bondo de su aldea. Y cuando Milagros cumplió 12 años, su abuela comenzó a prepararla para convertirla también en zowei.
Al final del año escolar, cuando a menudo tienen lugar los rituales de iniciación de Bondo, la abuela de Milagros la enviaba al bosque para recolectar hojas para rituales secretos. “Antes de enviarme al bosque para recoger hojas específicas, ella consultaba a un espíritu demoníaco maligno —recordó Milagros—.
Entonces yo podría encontrar las hojas que ella necesitaba”. Las hojas se usan para hacer una poción que se cree que evita que las niñas sientan dolor durante la ceremonia.
Cuando comienza la iniciación Bondo, las chicas tienen su rostro pintado con arcilla blanca y son conducidas a las profundidades del bosque por un “demonio”.
La zowei, que encarna al demonio, lleva una máscara de madera y un traje generalmente hecho de hojas de palma. El demonio suele usar navajas de afeitar o cuchillos sin esterilizar para mutilar a las niñas, quienes no reciben ningún tipo de anestesia más que la poción de hojas. Las niñas a menudo están atadas y su boca está cubierta.
Después del ritual, las chicas hacen un juramento de confidencialidad y se les dice que, si revelan los secretos de la sociedad, serán asesinadas. El simple hecho de hablar del ritual con alguien que no es miembro, incluyendo un médico, podría considerarse como romper el juramento.
A medida que Milagros crecía en su comprensión de los rituales Bondo, su abuela le permitía usar el disfraz del demonio y realizar las mutilaciones ella misma. Tenía 13 años en ese momento. “Realmente yo era quien hacía casi todo —recordó Milagros—. A mi corta edad, inicié a 35 niñas en la sociedad secreta”.
Al recordar esos dos años de su infancia, Milagros dijo que se sentía como si hubiera perdido el control de su alma, invocando demonios y buscando su guía. “En la sociedad secreta, un espíritu maligno te ayuda a llevarlo a cabo —dijo—. En la mayor parte de mi trabajo, operaba junto a los espíritus malignos y ellos me indicaban qué hacer”.
Desde la dimensión oscura
Además de enseñarle los rituales de iniciación, la abuela de Milagros también le enseñó cómo entrar en un reino espiritual a través de encantamientos e invocando espíritus demoníacos. Entonces, dijo Milagros, ella podría interactuar con los demonios para aprender más sobre las formas de la sociedad secreta y controlar a la gente.
Milagros entró con una ceremonia a un clan de brujas. Y en su presencia, dijo, ella podía controlar físicamente y dañar a las personas de manera similar al vudú, originado en Benín, en África occidental.
“Eso atrajo a muchos jóvenes hacia mí porque gané poder con los espíritus —dijo Milagros—. Cuando estuve metida en eso [el clan de brujas], quienes estaban en el plano físico, lo que sea que yo dijera, no importa cuán grandes fueran, me escuchaban y hacían lo que yo decía que hicieran”.
Milagros dijo que ella y su abuela incluso mataron a niños secuestrando ritualmente sus almas. Los detalles perturbadores de estos “asesinatos” incluían figurativamente “comer” su carne y “beber” su sangre, todo desde el plano espiritual. Milagros dijo que más tarde, en el mundo físico, los padres encontraban los cuerpos de sus hijos y no tendían idea de lo que les había sucedido.
Estas impactantes declaraciones fueron corroboradas por un obrero cristiano de la primera línea ministerial que escapó de la sociedad secreta Poro cuando era niño y ahora ayuda a ex miembros de la sociedad secreta como Milagros. Dijo que las historias sobre asesinatos influenciados por demonios son comunes en toda la región.
“El médico no puede encontrarle una gota de sangre —dijo el obrero—. El niño está totalmente blanco, y cuando es llevado al hospital, el médico dirá: ‘No hay sangre en este niño’”.
Reflexionando sobre ese tiempo, Milagros recordó que en ocasiones su poder recibido por invocar demonios y brujas se veía limitado, siempre debido a algún cristiano que estaba cerca.
“Hay algo en el cristiano… que te impide tomar esa alma —dijo—. Quiero decirte que no es solo porque lo dijo mi abuela, sino que yo misma lo probé y lo vi con mis ojos. Lo vi en los niños que se hicieron cristianos; cuando quisimos llevárnoslos, fue difícil. Esos niños no te los puedes llevar. Hay una fuerza que pelea contra ti”.

Milagros cambió su nombre para honrar la manera en que Dios la trajo de la oscuridad a la luz.
Cautivada por la luz
Una noche, cuando la abuela de Milagros visitaba otra aldea, un pastor cristiano llegó a la aldea y proyectó en una pequeña pantalla la película JESÚS.
Mientras ella veía la vida de Jesús proyectada en una pantalla portátil que iluminaba la noche, Milagros dijo que se sintió conmovida por las enseñanzas y milagros de Cristo. También se dio cuenta de que había encontrado a Jesús en el plano espiritual. Él era la fuerza que había protegido a los cristianos que ella y su abuela habían tratado de controlar.
“Mi corazón estaba fijo en el Señor Jesucristo —dijo—. Empecé a anhelar entregar mi vida a Cristo”. Al final de la película, el pastor preguntó si alguien quería poner su fe en Cristo. Milagros quiso hacerlo. “Hice un intento —dijo—, pero algo me detenía”.
“Hay algo en el cristiano que te impide tomar esa alma. Hay una fuerza que pelea contra ti”.
Aunque no pasó adelante en ese momento, más tarde ella se unió al pastor y a otros en una iglesia en una aldea cercana, donde oraron juntos. Milagros todavía no había llegado a la fe en Cristo, pero dijo que se sintió en paz durante la reunión de oración que duró toda la noche.
Cuando Milagros regresó a casa la mañana siguiente, su abuela, que había regresado de su visita, le preguntó dónde había estado.
“Las personas que vinieron, ellas tienen una iglesia”, respondió Milagros.
Eso era todo lo que su abuela necesitaba oír. “Te he convertido en una líder en nuestra sociedad —gritó—. ¿Qué haces con esa… gente de iglesia?”.
Su abuela reunió a las ancianas Bondo y les dijo que Milagros había asistido al servicio de una iglesia. “Ellas concluyeron inmediatamente que por poner mi pie en la iglesia, yo debía ser asesinada —dijo Milagros—. Había violado la ley”.
Unas 30 mujeres llevaron a Milagros al bosque, la obligaron a quitarse la ropa y la ataron.
“Me azotaron muy seriamente esa noche —dijo Milagros llorando—. Me dijeron: ‘Si alguna vez intentas seguir nuevamente a ese pastor, te mataremos’”.

Encontrando refugio
En cuanto la desataron, Milagros se dirigió a la casa del pastor, pero las mujeres se dieron cuenta de a dónde iba y la volvieron a capturar. La golpearon de nuevo, y una de las mujeres le frotó ají (chile) triturado en los ojos y en otras partes del cuerpo. Gritando, Milagros se liberó de las mujeres y siguió corriendo, llegando finalmente a la casa del pastor.
Al darse cuenta de que la vida de Milagros estaba en peligro, el pastor y su esposa inmediatamente la dejaron entrar a su casa. Cuando las mujeres Bondo llegaron a la casa poco tiempo después, maldijeron ceremonialmente un área en la casa del pastor donde él mostró la película JESÚS y dirigió los servicios de adoración. Durante toda la noche y la madrugada, lanzaron piedras a la casa y le ordenaron al pastor que liberara a Milagros para poder matarla.
Finalmente, el pastor pudo llevar a Milagros a una iglesia, donde se quedó con otro pastor por casi un mes.
“Pasaste por todo esto por causa del Señor Jesucristo —le dijo el segundo pastor a Milagros—. No te desanimes. Mantén la fe. Dios te proveerá una forma… de vivir de ahora en adelante”.
El pastor que estaba cuidando de Milagros sintió que todavía estaba controlada por un espíritu oscuro, así que durante una semana ayunó y oró por ella.
“Yo no sentía el mundo físico — recordó Milagros—. Sentía el plano espiritual. La oración es lo que me trajo de vuelta a la normalidad con la gente.
Por lo que puedo recordar, caí al suelo. El pastor estaba orando, y algo salió de mí. Cuando esa cosa salió de mí, pude recordarme a mí misma y sentir lo físico de nuevo. Eso era un espíritu que habitaba en mi vida”.
Milagros dijo que en las semanas que se quedó en la iglesia, se sintió más vulnerable por las noches, cuando podía sentir que las mujeres Bondo intentaban llegar a ella “a la manera de las brujas” a través del plano espiritual. “Por las noches, el pastor oraba por mí —dijo—, para que no pudieran volver a contactarme”.
Mientras aún permanecía en la iglesia, Milagros puso su fe en Cristo. Después de su bautismo, tomó el nombre de “Milagros” para honrar la forma en que Dios la había sacado de la oscuridad y la había llevado a la luz.
Caminando en la Luz
Diez años después de llegar a la fe en Cristo, Milagros es parte de una iglesia activa y continúa creciendo en la fe.
“La iglesia me ayuda a entender la Palabra de Dios —dijo—. Lo que sea que se cruce en mi camino, todos vienen y me rodean para animarme y orar conmigo. También me ayudan con pequeñas cosas que me hacen feliz”.
En diciembre de 2022, Milagros se graduó de un programa de costura de tres años. Dice estar agradecida por su máquina de coser y por la capacitación que recibió de la escuela; la están ayudando a mantenerse por sí misma y le han dado un lugar en una sociedad que no requiere guardar secretos.
“Quiero que el que lea mi historia ore por mí para que yo permanezca en el Señor —dijo—. Eso es lo más importante, permanecer en Cristo”.
La abuela de Milagros es incapaz de atacarla a través del reino espiritual, pero Milagros ha oído que todavía la está buscando. Aun así, no teme a su abuela ni a los que le desean el mal. Ella mantiene sus ojos enfocados únicamente en Cristo.
“Hasta que vaya a la gloria —dijo— estaré con la familia de Jesús. Mi abuela, no pienso en ella”.
En lugar de los demonios y brujas con los que interactuaba cuando era niña, Milagros ahora está llena del Espíritu Santo y es protegida por la sangre de Cristo. Confía en Dios para que continúe iluminando el camino que tiene ante ella en una región espiritualmente oscura de África.
“Lo que me pasó en el plano espiritual, no lo entendía —dijo Milagros—. Hoy puedo invocar el nombre de Jesús y ser capaz de entender ese plano oscuro y la luz del mundo. Alabo a Dios porque ahora estoy en la luz”.
